Por Natalia Jiménez Segura |13 de enero de 2022, 13:06 PM

Doña Wendy Chávez y su bebé Eimy fueron las protagonistas de una compleja cirugía en la que participaron al menos 10 especialistas de Hospital San Vicente de Paúl, en Heredia. 

La paciente había tenido dos cesáreas previas, lo que le generó que la placenta se la adheriera incorrectamente a la cicatriz, generándole una especie de tumor. 

"La placenta se colocó mal y provocó una infiltración; esto provocó un riesgo muy importante de hemorragia masiva y de complicaciones para bebé”, explicó el doctor Franklin Escobar, especialista en perinatología y médico a cargo del procedimiento. 

Esta patología tiene una alta mortalidad para la vida de la madre y del bebé.

En el procedimiento, llamado protocolo de acretismo placentario,
participaron especialistas de neonatos, anestesiología, cuidados intensivos, vasculares periféricos, entre otros.

Se le realizó una incisión amplia en el vientre de doña Wendy, se sacó por completo el útero del cuerpo y se retiró el bebé. Durante el procedimiento se le colocaron unos "balones" en las arterias para disminuir el sangrado. 

Momento exacto en el que extraen al bebé.

El procedimiento requirió anestesia general y concluyó exitosamente.

“Los resultados fueron muy buenos, ella está bien, la recuperación fue rápida, se egresó como una paciente de cesárea normal, la bebé requirió del servicio de neonatales, pero se egresó posteriormente con una muy buena evolución, algo que no hubiera sucedido si no hubiéramos logrado identificar esto y ejecutar el protocolo", añadió el médico. 

A la mamá únicamente se le atribuyó una pequeña lesión en la vejiga y que ha ido sanando con el paso de los días. 

Este tipo de procedimientos se hacen, mayoritariamente, en los hospitales centrales. 

"Mi hija está bien"

Doña Wendy aseguró que cuando los médicos le explicaron la complejidad de la cirugía a la que se enfrentaba, sintió muchísimo miedo. Sin embargo, cuando entendió la situación y se preparó para la cirugía, ingresó al hospital con una tranquilidad inexplicable.

“Al principio estaba muy asustada por todo lo que podría llegar a pasar, yo tengo dos hijos más y me daba muchísimo miedo dejarlos solos. Pero tuve un mes completo para asimilar la situación y tranquilizarme. En el momento en el que yo ingreso al hospital ya para la cesárea yo estaba muy tranquila. Las demás personas no entendían mi tranquilidad, pero yo me sentía en muy buenas manos", dijo. 

Madre e hija sobrevivieron a la compleja cirugía tras cuatro horas de operación.

Eimy, quien ahora tiene tres meses, se mantuvo internada 22 días en el hospital, pero su salud ha venido en una franca y estable mejoría.

“Me siento muy contenta por la forma en la que se dio esta situación. Los profesionales involucrados fueron demasiados buenos en cuanto a las técnicas que se utilizaron. No tengo queja. Estoy sumamente agredida con ellos, con el hospital y con Dios”, concluyó la madre. 

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