Por Juan José Herrera |26 de diciembre de 2022, 6:28 AM

El 2022 cerrará sin la esperada reactivación económica, una promesa que el país sigue posponiendo año tras año.

Si bien el periodo acaba con cifras alentadoras en los principales indicadores económicos, es imposible olvidar que el 2022 trajo una inflación y un tipo de cambio históricos, acentuados además por precios récord en los combustibles.

La invasión de Rusia a Ucrania llenó de incertidumbre y miedo a los mercados internacionales, disparó el precio de materias primas, ensanchó la crisis de contenedores y mermó la recuperación luego de la pandemia del COVID-19.

Esa combinación, que la superintendente de pensiones, Rocío Aguilar, calificó semanas atrás como una “crisis de crisis”, arrojó el costo de la vida a valores que no se veían desde 2009, cuando el mundo empezaba la recuperación de la crisis financiera de un año antes.

“El 2022 fue un año ilusorio porque todos creíamos a principio de año que iba a ser uno muy bueno, que nos íbamos a recuperar de la caída de la pandemia y de un 2021 flojo. Nadie se imaginaba que (Vladimir) Putín iba a invadir Ucrania y eso generó incertidumbre, volatilidad, miedo…

“Hubo escases de granos, inflación de alimentos, represalias desde Occidente para la compra de petróleo ruso que es casi el 15% de la oferta mundial, entonces tuvimos un 2022 lleno de inflación, con un Banco Central nervioso subiendo las tasas de interés que se traduce en incrementos en los créditos y una situación acongojante de flujo de caja que nos llevó al tema de eurobonos”, resumió el economista, Gerardo Corrales.

Para ir en orden, la guerra disparó el miedo de los mercados de combustibles: Para junio, el Diésel y las gasolinas Súper y Regular superaron, por primera vez en la historia, los ₡1.000 por litro.

En ese mismo mes, el tipo de cambio del dólar rozó los ₡700 según la referencia del Banco Central, aunque en ventanillas de otras entidades esa cifra sí se observó.

La especulación en los mercados provocó la intervención de todos los bancos centrales del mundo y el costarricense llevó su Tasa de Política Monetaria (tasa de interés de referencia) hasta el 9%, un incremento de más de 800 puntos en menos de un año, pues a diciembre anterior ese instrumento se ubicaba en 0,75%.

Eso elevó las tasas de interés de todos los créditos del país en momentos en los que la depreciación y los combustibles ya hacían estragos en la economía y llevando a Costa Rica a lo lógico: para enero el Índice de Precios al Consumidor, que mide la inflación del país, se empezó a salir de sus cifras meta y alcanzó el 3,5%.

Siete meses más tarde, en agosto, esa cifra alcanzó el 12,13%, algo no visto en más de una década.

“Para mí al Central se le fue la mano, no solo buscó controlar la inflación, sino también aumentar el premio por invertir en colones para que las operadoras de pensiones dejaran de sacar dólares y manejar el tipo de cambio”, criticó Corrales.

Calma

Pese a este escenario tan oscuro, el año cerrará con cifras mucho más alentadoras de lo que se previó.

El Ministerio de Hacienda informó la semana anterior que noviembre finalizó con un superávit primario (relación ingreso/gasto, sin intereses) de 2,3% (₡1.011.743 millones) algo que no sucedía desde el 2008.

Esa cifra se explica por una mejora en la recaudación y la gestión de la deuda, que también alcanzó el 63,4% en la relación deuda /PIB, 4,5% menos que hace un año.

Con esos números se espera que el déficit financiero (fiscal) cierre el año por debajo del 5%, lejos del 8,4% alcanzado en 2020.

“La proyección es que cerremos el año con un crecimiento del 4,3%, gracias a la apertura de la economía en este 2022, la recuperación del turismo y la inversión extranjera que ha llegado a zonas francas y la mejora en el empleo, todo compagina en noticias positivas.

“A eso le sumamos el retroceso en el tipo de cambio y tenemos una recuperación importante, a pesar de un año inflacionario como el que hemos tenido, pero lo cierto es que hay muchas más noticias buenas que las no tan buenas, porque si bien tocamos techo con combustibles y costo de vida, el 'photo finish' del año 2022 fue mucho más controlado de lo esperado”, sentenció el analista financiero Daniel Suchar.

Pese a todo esto, la sombra de la recesión no se disipa en los grandes socios comerciales del país, como tampoco la posibilidad de un recrudecimiento del conflicto armado en Ucrania.

Por ello, las autoridades y los expertos hacen un llamado a la prudencia de cara al 2023, que posiblemente tampoco traerá la recuperación económica esperada. 

“Si Costa Rica fuera una economía cerrada, yo diría que deberíamos en 2024 ya empezar a ver los frutos de todas las medidas tomadas, pero lamentablemente ocurren elementos externos que no controlamos, crisis inéditas, y somos tan pequeñitos en un mundo tan grande que aunque tomemos buenas decisiones e implementemos buenas medidas macroeconómicos, dependemos mucho del sector externo”, finalizó Corrales.

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