"Cuando sea grande quiero ser como ustedes..."
La eliminación debe derivar en otras cosas más allá de pedir la cabeza de Juan Diego Quesada o memes de Gloriana Villalobos.
Apoyar a la Selección Femenina Sub-17 durante el Mundial Costa Rica 2014 no se trataba ni trata de lástima, de incontables 'porecitas', de los 'manda huevo', de 'que verguenza si el mundo ve nuestros estadios vacíos', por el contrario, se trataba y trata de apoyar un esfuerzo, un sueño, un sacrificio, pero por lo que vale, no porque no 'queda de otra'.
Ninguna representación local ha avanzado a la segunda ronda en un Mundial Femenino Sub-17, pero como decía mi madre cuando uno se quedaba en un examen en el que todos corrieron con la misma suerte, 'a mi no me importa lo que hagan los demás, me importa lo que haga usted'.
¿Quién puede atreverse a reclamarle algo a las jugadoras? A esas que se levantaban a las 4:45 de la mañana para ir a entrenar, luego ir al colegio, volver a entrenar, llegar a la casa a hacer tareas y repetir el ciclo al día siguiente. A esas que de la rabia por una goleada no dudaron en soltar una lágrima frente a 35 mil personas, a esas que a pesar de todas las contras, luchan por lo que creen y disfrutan.
Pero eso no impide querer ser mejores, querer crecer, solicitar más apoyo para el fútbol femenino a nivel nacional, criticar, analizar, tal y como se hace cada vez que juega una representación del país, y la sentimos nuestra, a veces sin derecho alguno.
Sí, a la Sub-17 Femenina le faltó fogueo, dinámica de juego, entendimiento, cambios efectivos, definición, entre otras cosas, pero cómo exigirlas si la estructura juvenil en el fútbol femenino es prácticamente nula, y no hay equipo en el mundo que gane sin algo que en Costa Rica se intenta brincar 9 de cada 10 ocasiones, un proceso.
La eliminación debe derivar en otras cosas más allá de pedir la cabeza de Juan Diego Quesada o memes de Gloriana Villalobos, debe generar conciencia sobre la inversión que se hace en categorías inferiores, a nivel humano, de infraestructura, organizacional, motivacional, entre otros aspectos.
Ojalá que la mayoría de integrantes de la "Tricolor" que añoran convertirse en profesionales continúen en busca de esa felicidad, sin importar si a finales de año nadie se acuerda de sus nombres.
Gracias por no pensar y exigir premios que no deberían existir, gracias por entregar alma, vida y corazón en una cancha de fútbol, gracias por no negar unas palabras por 'enojo', gracias por intentarlo y dar su mayor esfuerzo sin un salario exorbitante, patrocinadores y más como consuelo.
Abigail Vega Valerio, Ana Lucía Chávez Vargas, Ariel Barquero Alfaro, Deily Wilson Quirós, Fabiola Villalobos Morales, Gloriana Villalobos Vega, Indira González Aguilar, Kenyi Villalobos Mena, María Gloria Pardo Sánchez, María Laura Araya Chacón, María Paula Elizondo Herrera, Mariana Mora Pérez, Mariela Campos Alvarado, Naomi Molina Moreno, Natalia Harley Cabada, Priscila Bermúdez Cabrera, Sofía Varela Espinoza, Yaniela Arias Álvarez y Yuliana Salas Torres, todo ha valido la pena, si no pregúntenle a los niñ@s que ahora se dejan decir "cuando sea grande quiero ser como ustedes".