Por Jose Ernesto Herrera |27 de mayo de 2024, 18:55 PM

En el cantón de Acosta, la historia de Marta Morales, una mujer de 79 años, resuena como un testimonio de generosidad y fortaleza. Su hogar, la primera casa de su tipo en la región, construida con madera de San Carlos hace más de 60 años, es un símbolo de tradición y hospitalidad.
 
Doña Marta, como es llamada por sus amigos, es conocida por varias razones, entre ellas, sus famosos gallos campesinos a la leña que vende por encargo. Esta delicia culinaria ha deleitado a muchas personas y es solo una muestra de su amor por la cocina y por mantener vivas las tradiciones locales.
 
Su casa aún se conserva en el centro de Acosta, ella es madre de cinco hijos y enviudó hace 15 años. Sin embargo, la vivienda ha sido mucho más que un hogar familiar: ha sido un refugio para cientos de personas. 

Doña Marta ha dado posada a jóvenes para que pudieran continuar sus estudios, ha acogido a quienes se quedaban varados tras perder el bus y ha cuidado de enfermos en sus últimos días.
 
Su humildad, laboriosidad y fe católica son el núcleo de su carácter. Ella asegura que su casa sigue abierta para quien necesite posada, manteniendo vivo el espíritu de ayuda y comunidad que siempre la ha caracterizado.
 
La historia de Morales es un recordatorio de la bondad y el altruismo que aún existen en nuestro mundo. Su vida y su hogar continúan siendo un faro de esperanza y hospitalidad para todos los que la conocen.

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