El verdadero espíritu navideño se escribe con Pita y La Pequis
Desde escuelas hasta fiestas comunitarias, ellas llevan un show voluntario que se convierte en abrazo, ilusión y recuerdo para quienes no siempre reciben un obsequio.
De lunes a viernes, Milly Palma y Rebeca Hidalgo llevan vidas que no llaman la atención de nadie. Entre planillas, llamadas y documentos, la administración y la contabilidad marcan el ritmo de sus días. Pero en diciembre ocurre un pequeño milagro: los números se detienen, los reportes esperan y la rutina abre paso a algo que solo podría describirse como una forma distinta de vivir la Navidad.
Milly y Rebeca no solo comparten oficina. También comparten un proyecto que, con los años, dejó de ser un pasatiempo para convertirse en una convicción. Se pusieron maquillaje, medias rayadas y zapatos gigantes, y nació lo que ellas llaman con una mezcla de cariño y orgullo “Regalando Sonrisas”. Desde entonces recorren escuelas, comunidades y fiestas infantiles donde los recursos escasean, pero la disposición a sonreír abunda.
“Hola, yo soy Pita, y yo la Pequis… en esta época del año regalamos amor”, dicen mientras se preparan para salir a una nueva jornada. Lo dicen con esa naturalidad que tienen quienes creen profundamente en lo que hacen.
Buena parte de sus presentaciones en diciembre las realizan de manera voluntaria. Se desplazan por distintos rincones del país llevando un show que, aunque sencillo, ilumina lugares donde los regalos no siempre llegan. Su recompensa no viene envuelta: llega en forma de abrazos, carcajadas y miradas que agradecen sin palabras.
“Lo más bonito es verlos reír, sentir que con tan poquito se puede hacer mucho”, cuenta Milly, mientras repasa mentalmente algunas de las fiestas más emotivas que han animado juntas.
Para Rebeca, convertirse en “La Pequis” es una forma de devolver todo lo bueno que la vida le ha dado. “Esto nos llena el alma. No se trata de tener, sino de dar”, afirma sin dudarlo. Y en esa frase cabe el sentido completo del voluntariado que ambas defienden.
En un diciembre lleno de carreras, compras, compromisos y horarios imposibles, ellas encontraron su propia pausa: un recordatorio de por qué vale la pena celebrar. “La magia no está en un regalo envuelto, sino en el tiempo que se entrega… y en la sonrisa que logramos despertar”, concluyó Palma.
Le invitamos a repasar el reportaje completo en el video disponible en la portada del artículo.

