El espíritu del folclor tico resurge con la fuerza de nuevas generaciones
Estudiantes y maestros de Cartago reavivan tradiciones como las mascaradas, retahílas y bailes típicos, transformándolas en un puente entre la herencia cultural y las nuevas generaciones.
Costa Rica vibra al ritmo de una herencia cultural que mezcla raíces indígenas, europeas y africanas: el folclor. Este patrimonio vivo se manifiesta en la música, las danzas, las leyendas, las mascaradas y los dichos populares que han perdurado con el paso de los años. Desde los coloridos bailes tradicionales, acompañados por marimba y guitarras, hasta las parrandas de cimarrona, cada región imprime un sello único que fortalece la identidad nacional.
Aunque con el tiempo parte de estas expresiones culturales se ha ido perdiendo, aún existen guardianes que luchan por mantenerlas vivas. En el Colegio Técnico Profesional de Dulce Nombre de Cartago, un profesor santacruceño transmite a sus alumnos las retahílas que aprendió en su infancia: juegos de palabras cargados de ingenio y picardía que forman parte de la tradición oral costarricense.
Inspirados por su ejemplo, estudiantes de undécimo año han asumido el reto de continuar esta práctica. Cada rima y cada verso se convierten en un puente entre el pasado y el presente, asegurando que lo que parecía destinado al olvido encuentre un nuevo espacio en la voz de los jóvenes.
A este esfuerzo se suman docentes con años de experiencia que animan a sus alumnos a expresarse a través de la creatividad. En talleres y proyectos, construyen mascaradas, esos gigantes de papel y cartón que recorren calles y ferias, llenando de color y alegría las comunidades. Estos personajes no solo provocan sonrisas, también reafirman la identidad colectiva de un pueblo orgulloso de su herencia.
Los bailes folclóricos son otro reflejo vivo de la cultura costarricense. Cada región enriquece estas coreografías con trajes típicos y símbolos propios, mientras las parejas y los grupos bailan con ritmos alegres que cuentan historias a través del movimiento. La elegancia y la sencillez se encuentran en cada paso, como si la historia del país se narrara con música y danza.
Las faldas de vuelo, los colores intensos y los accesorios tradicionales forman parte de este lenguaje visual que no necesita palabras. En cada puntada y en cada nota late la herencia de un país que, aun enfrentando los retos de la modernidad, encuentra en su folclor un recordatorio de quién es y de dónde viene.
Puede repasar el reportaje completo en el video que aparece en la portada.

