Por Teletica.com Redacción |16 de junio de 2022, 10:43 AM

Ilustración y texto: Toti.

Siempre que pienso en el Mundial, la primera imagen que se me viene a la mente no son los jugadores, los estadios, los equipos o la afición. Bueno, la afición sí, pero una en particular: la japonesa. Ya es común que las cámaras capten en las justas mundialistas o en los Juegos Olímpicos, grupos de aficionados japoneses que luego del encuentro deportivo… se quedan a recoger su basura.

El mundo entero contempla atónito semejante gesto de urbanismo. ¿Por qué lo hacen? Por cultura. Porque así han decidido educarse. Y como la cultura es algo que nos atraviesa y se manifiesta sin importar el contexto, ellos, pese a la algarabía de estar en la gradería, no pueden olvidar lo que son y cómo son. En el estadio hay gritos, cánticos, alegría y basura. Mucha basura. Pero los japoneses, una vez que ha pasado la alegría, recuerdan que, ante todo, son humanos, es decir, algo así como civilizados.

Bueno, si es cierto que el fútbol saca aquello que somos, escenarios como la Fuente de la Hispanidad luego de la celebración, nos ponen a pensar. El problema es cuando nos sacudimos y decimos: “Ay, solo están celebrando” o “No son todos; sino unos pocos”. El hecho de que esos “pocos” armen semejante desmadre, nos deja en mal a todos. Esos pocos sí representan lo que nuestra cultura es: una cultura de la cochinada.