Por Miguel Calderón |9 de junio de 2017, 5:06 AM

Costa Rica cometió una serie de pecados ante Panamá que al final le dejaron un empate en casa con sabor amargo.

Primero: El planteamiento de Óscar Ramírez en la primera parte fue muy reservado. El sistema de cinco defensores y dos contenciones le restó fuerza en el ataque a la Tricolor y dejó a Johan Venegas muy solo ante la defensa canalera.

Segundo: El cambio de Marco Ureña se realizó demasiado tarde. El atacante ingresó en el minuto 85 de partido cuando ya el cero a cero se hacía gigante. El delantero generó peligro aunque poco pudo hacer en tan poco tiempo.

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Tercero: El capitán de la Nacional Bryan Ruiz lució apagado. No fue ese jugador que lidera la mediacancha y sus movimientos fueron controlados por los panameños.

Cuarto. La expulsión infantil de Giancarlo González en el minuto 53' le pesó mucho a La Sele. El defensor del Palermo italiano perdió la cabeza y con eso Panamá se afianzó más en el campo, a tal punto que poco nos anotan en la agonía del juego.

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Quinto: El accionar y el nivel de Randall Azofeifa fue desconocido para muchos. El volante del Herediano no estuvo preciso en los servicios y también desaprovechó opciones claves en táctica fija.

La Sele pecó en casa y ahora llega más que obligada el martes a vencer a Trinidad y Tobago.