Por Julio Naranjo |20 de junio de 2015, 5:53 AM

Hace un año, el 20 de junio de 2014, Costa Rica celebraba por todo lo alto su segunda clasificación a octavos de final en un Mundial mayor luego de la lograda en Italia 90. 

El estadio Arena Pernambuco de la ciudad costera de Recife fue el escenario donde La Sele se quitó los harapos de ‘Cenicienta’ para convertirse oficialmente en la revelación de la Copa del Mundo de Brasil.

La victoria 3-1 ante Uruguay, siete días antes, presagiaba lo mejor para la Tricolor en un ‘Grupo de la Muerte’ donde pocos, tal vez los más ilusos, ponían a los ticos por delante de charrúas, italianos e ingleses.

Era viernes, 10 de la mañana y los de Pinto se preparaban para dar la sorpresa ante Buffon, Pirlo y compañía.

Luego de superar el vértigo de los primeros minutos, donde inclusive Mario Balotelli perdonó una ocasión cantada ante Keylor Navas, la nacional juntó sus mejores armas para realizar la hombrada.

Segundos antes de que finalizara el primer tiempo, un centro largo de Junior Díaz encontró la cabeza de Bryan Ruiz, el hombre que hizo estallar de emoción a más de cuatro millones de aficionados costarricenses.

Sin embargo, quedarse sólo en la imagen del capitán sería una injusticia. El mérito de la Sele fue respetar el libreto con un bloque compuesto por jugadores de gran calidad. Si Campbell, Bolaños, Tejeda, Borges y el resto no hubiesen rendido al nivel, la victoria ante Italia hubiese sido imposible.

Uruguay e Italia, ya eran dos campeones del mundo que quedaban con cara de incrédulos y caían rendidos a los pies de un equipo chico en el papel, pero con un corazón enorme.

Luego vendría Inglaterra, Grecia y Holanda. Lo demás ya es historia…