Por Juan José Herrera |15 de noviembre de 2016, 16:31 PM

Esta noche hubo fiesta en el Nacional y razones de sobra para celebrar: la Selección Nacional goleó con autoridad a Estados Unidos 4-0, se convirtió en líder solitario de la hexagonal y se fue con marca perfecta hacia lo que resta de la eliminatoria.

Fue un triunfo redondo, adornado con un ole sonoro y el fútbol necesario para reducir a los norteamericanos al nivel de equipo pequeño. Fue venganza por la goleada en Chicago y golpe de mando en el área. Fue júbilo y confianza para todo lo que viene.

En el mejor arranque posible para la Tricolor, los dirigidos por Óscar Ramírez volvieron a guardarse todo para la segunda mitad, allá donde aguardaba el mejor Joel Campbell que se ha visto en meses.

Él, figura aún cuestionada del Sporting de Portugal, se encargó de montar la fiesta en La Sabana y Costa Rica. Autor de dos goles, aportó la picardía que envalentonó a un equipo que, hasta su llegada, había dominado con lo justo.

Con una primera mitad que transcurrió demasiado apegada al libreto, su fama de revulsivo cumplió como detonante para todo lo que pasó. Hasta su ingreso al 67’ la Selección estaba viviendo de la renta del gol de Johan Venegas al 43’, un tanto que se fabricó en medio de la apuesta norteamericana por aguantar y la obligación tica de proponer.

Sin embargo, el complemento no fue como dice la teoría: Estados Unidos intentó nivelar fuerzas en pos del empate, pero se topó con una Tricolor que lejos de guardarse algo apostó por todo. Le funcionó.

El Machillo hizo su  movida obvia y le abrió la puerta a Campbell por un Venegas que cumplió bien pero sin ir más allá; sin dar eso que sí dio Joel: espectáculo.

Con el espaldarazo del técnico sus piernas frescas y talento hicieron lo demás.

Apenas llegando observó cómo Bryan Ruiz se soltó por la banda y premió a Christian Bolaños con un centro a la cabeza: 2-0 al 68’ y gol del que hasta ahí tenía el título del hombre del partido.

Jurgen Klinsmann respondió con un golpe de timón y se apresuró a mover sus fichas, todo insuficiente para lo que se les venía.

Seis minutos después el grosero error de John Brooks terminó de adornar al defensor con esa imagen de torpeza que ya había dejado clara: dominó mal el balón y se lo dejó servido a Campbell, quien antes de rematar le agradeció el favor con una horqueta grosera. Locura en el Nacional.

Su tanto amarró el triunfo y enloqueció a los estadounidenses. La desesperación de una derrota consumada y el cero enorme en la tabla luego de dos partidos se agravó con el ole de la gradería y el toque que siempre exhiben los equipos que disfrutan el momento.

Hubo amague de zafarrancho también con la entrada fortísima de Altidore sobre Ruiz. Ahí ya el partido se jugaba solo a un lado.

Pero faltaba más de Campbell. El pase perfecto de Rónald Matarrita anuló a la desorientada defensa norteamericana y cayó a los pies del pícaro delantero, quien de nuevo definió con frialdad frente a Brad Guzan. Otro golazo, otra celebración.

Tendría otra más Joel pero esa sí sería del portero. Poco importaba de cualquier forma, el festejo estaba asegurado.

La Selección Nacional se va a los duelos de marzo frente a México y Honduras con su marco en cero, como el equipo más goleador y el único de marca perfecta, con el liderato y el momento.

Esta noche hubo fiesta en el Nacional, y fue toda de la Tricolor.