Por Juan José Herrera |22 de abril de 2021, 8:34 AM

Tras el terremoto del efímero proyecto de una Superliga europea que amenazaba a la actual Liga de Campeones, la UEFA se reúne el viernes para analizar cómo actuar tras la crisis pero también para decidir sobre un asunto urgente, la confirmación de las ciudades-sede de la Eurocopa.

En tres días frenéticos, de lunes a miércoles, el fútbol europeo vivió una sucesión de acontecimientos, comunicados y maniobras. El pistoletazo de salida fue el anuncio de la creación de esa Superliga europea, en forma de un torneo casi cerrado, por parte de doce grandes clubes europeos.

La UEFA amenazó con represalias y ahora que el proyecto se desmoronó, después de una cascada de renuncias a esa Superliga tras el rechazo deportivo, social y político, llega la hora de ver qué ocurre con esos doce clubes disidentes que abrieron la crisis.

El danés Jesper Moller, miembro del Comité Ejecutivo de la UEFA, reclamó el lunes que en la reunión del viernes se aborde la cuestión de la exclusión de Manchester City, Chelsea y Real Madrid, tres de los doce 'rebeldes', de las semifinales de la actual Liga de Campeones, cuyos partidos de ida se disputan la próxima semana.

Manchester City y Chelsea se retiraron del proyecto de la Superliga. El presidente del Real Madrid y primer presidente de la Superliga, Florentino Pérez, consideró "en stand-by" la nueva competición.

Sin embargo, parece poco probable que se tomen medidas que afecten a la disputa de las semifinales de la Champions.

"Hay relativamente pocas opciones de que los partidos no se disputen, pero en el futuro será diferente", afirmó Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, en una larga entrevista el miércoles por la noche en Pop TV, una cadena de televisión de su país, Eslovenia.

"La clave es que la temporada ya ha comenzado. Si cancelamos los partidos, las cadenas de televisión van a reclamar compensaciones", explicó.

¿Hasta dónde las "consecuencias"?

¿Cómo serán entonces esas "consecuencias" que se insiste que deberán afrontar los clubes disidentes y sus dirigentes? ¿Deportivas, disciplinarias, judiciales?

"Debemos arreglar lo que acaba de pasar. No puedo entrar en detalles, hemos consultado a nuestro departamento jurídico", señaló Ceferin en la entrevista.

La tempestad ha redistribuido las fuerzas en el fútbol europeo.

Andrea Agnelli, presidente de la Juventus y autor durante meses de un doble juego que ha dolido especialmente a Ceferin, ha abandonado la presidencia de la Asociación Europea de Clubes (ECA) y su asiento en el Comité Ejecutivo de la UEFA.

Recompensados por su lealtad, el patrón del Bayern Múnich, Karl-Heinz Rummenigge, ocupa el lugar dejado libre por Agnelli en el ejecutivo de la UEFA y el presidente del París Saint-Germain, Nasser Al Khelaifi, fue designado nuevo presidente de la ECA.

Tras la caída de la Superliga, el futuro de las competiciones europeas de clubes pasará por la Liga de Campeones, cuya reforma se aprobó el lunes para la etapa que comenzará en 2024.

¿Sevilla por Bilbao?

Más allá de la crisis de la Superliga, el otro 'punto caliente' del viernes estará en la Eurocopa (11 junio-11 julio) y sus ciudades-sede.

Inicialmente prevista en doce ciudades de doce países diferentes, tres de las sedes, Bilbao, Múnich y Dublín, quedaron amenazadas con perder su derecho a organizar el torneo si no daban garantías de acoger a un cierto número de espectadores en sus estadios a pesar de la pandemia. Las otras nueve sí que presentaron planes recientemente que convencieron a la UEFA.

Las autoridades vascas (Ayuntamiento de Bilbao, Diputación de Vizcaya y el gobierno regional) emitieron el miércoles un comunicado en el que revelaban que la UEFA había transmitido la decisión "unilateral" de que Bilbao no fuera sede de la Eurocopa y protestaron por ello.

No fue una sorpresa, ya que las estrictas restricciones sanitarias impuestas por las autoridades regionales contra el covid-19 hacían muy difícil la presencia de público.

El estadio de La Cartuja de Sevilla se presenta como una posible alternativa para acoger esos partidos de Bilbao, donde España iba a jugar sus tres partidos de la fase de grupos (ante Suecia, Polonia y Eslovaquia).

El miércoles, el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, admitió que era "difícil" que Dublín pudiera acoger público en su estadio.