Por AFP Agencia |18 de agosto de 2021, 6:05 AM

Los talibanes prometieron no buscar venganza contra sus opositores y respetar los derechos de las mujeres en un gobierno "diferente" al que encabezaron dos décadas atrás en Afganistán, por ejemplo, aseguran que podrán estudiar y trabajar, pero miles de personas siguen intentado salir del país.

Las promesas las hicieron la noche del martes, poco después del regreso a Afganistán de su cofundador y sublíder, el mulá Abdul Ghani Baradar, lo que coronó su espectacular regreso al poder tras ser depuestos en 2001 en una invasión encabezada por Estados Unidos.

Con grandes temores en el mundo por el brutal historial de derechos humanos de los talibanes, decenas de miles de afganos intentan huir del país.

"Todos aquellos en la oposición son perdonados de la A a la Z", dijo en conferencia de prensa en Kabul el portavoz talibán Zabihullah Mujahid. "No buscaremos venganza", afirmó.

Mujahid dijo que el nuevo régimen será "positivamente diferente" del que encabezaron entre 1996 y 2001, recordado por las lapidaciones y flagelaciones, por impedir que las niñas fueran a la escuela y que las mujeres trabajaran o salieran sin un acompañante masculino.

"En materia de ideología y creencias no hay diferencias (…) pero si lo calculamos basados en experiencia, madurez y conocimiento, sin duda hay muchas diferencias", declaró Mujahid.

Agregó que están "comprometidos con permitir a las mujeres trabajar de acuerdo con los principios del islam", sin dar más detalles.

Suhail Shaheen, portavoz del movimiento en Doha, dijo a la cadena británica Sky News que las mujeres no deberán usar obligatoriamente burka (velo integral) -como ocurrió antes-, pero no aclaró qué vestimenta sería aceptable.

- "Preocupaciones humanitarias" -

Aún así, afganos y extranjeros continuaron saliendo de Afganistán en vuelos de evacuación de Estados Unidos y otros países como Francia, el Reino Unido o España, desde el aeropuerto de Kabul. 

Militares estadounidenses evacuaron hasta ahora a unas 3.200 personas de Afganistán; incluyendo a 1.100 solo el martes, dijo un funcionario de la Casa Blanca.

Escenas de desesperación en el aeropuerto proyectaron al mundo imágenes de afganos aterrorizados de los talibanes y decepcionados de un Estados Unidos disminuido, incapaz de protegerlos.

Videos mostraron a cientos de personas que corrían junto a un avión de la Fuerza Aérea estadounidense que avanzaba por la pista, con algunas personas colgadas de sus partes laterales y ruedas.

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU anunció el martes que esta semana sostendría una sesión especial sobre Afganistán para discutir "las serias preocupaciones humanitarias" bajo un gobierno de los talibanes.

El gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, dio una respuesta evasiva a las promesas de tolerancia de los talibanes.

"Si los talibanes dicen que van a respetar los derechos de sus ciudadanos, estaremos observando que cumplan ese cometido", declaró el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.

Rusia y China expresaron rápidamente su disposición de trabajar con los talibanes.

Moscú indicó el martes que las garantías iniciales dadas por los talibanes son una "señal positiva" y que se han comportado de "manera civilizada".

- Regreso triunfal -

El mulá Abdul Ghani Baradar regresó a Afganistán la noche del martes. Eligió aterrizar en la segunda ciudad más grande del país, Kandahar, el lugar de nacimiento y capital espiritual de los talibanes durante su primera vez en el poder.

El número dos de los talibanes llegó procedente de Catar, donde pasó meses en conversaciones con los negociadores de paz del exgobierno afgano y representantes estadounidenses.

Imágenes de medios protalibanes mostraron a multitudes alrededor del mulá Baradar en el aeropuerto, con el puño en alto y cantando para conmemorar su llegada.

Pero para aquellos temerosos de represalias, el sentimiento fue lo contrario.

"A veces me paro frente a la ventana y pienso en cómo llegué aquí y en cómo tengo suerte de no estar en Afganistán", dijo a la AFP Mohamad Ehsan Saadat, un investigador afgano de derechos humanos que abandonó su país con su familia y se encuentra en Canadá.

En Kabul, algunos comercios reabrieron y el tráfico volvió a las calles, pero las escuelas continúan cerradas y persiste la tensión.

"El temor está presente", dijo un comerciante que pidió no ser identificado, mientras abría su tienda.