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Suspenso en Vaticano por nombramiento de primeros cardenales de Francisco

El suspenso reinaba este viernes en el Vaticano debido a que el papa Francisco va a anunciar en pocos días la lista de los primeros cardenales de su pontificado...

Por AFP Agencia |10 de enero de 2014, 3:49 AM

El suspenso reinaba este viernes en el Vaticano debido a que el papa Francisco va a anunciar en pocos días la lista de los primeros cardenales de su pontificado, una decisión clave para el futuro de la Iglesia del siglo XXI.

Con la designación de entre diez a catorce nuevos purpurados, el papa argentino va a modificar los equilibrios internos del Colegio Cardenalicio, el órgano más importante de la Iglesia, e indicará la dirección que quiere dar a la milenaria institución, sacudida hasta hace poco por escándalos y la pérdida de vocaciones.

Pocos rumores han circulado sobre los posibles candidatos y según algunos vaticanistas, el primer papa latinoamericano de la historia deberá dar más peso a su región de procedencia, América Latina, que cuenta con el mayor número de católicos del mundo y que por décadas estuvo poco representada en el Sagrado Colegio.

Francisco convocó a los cardenales de todo el mundo para el próximo 22 de febrero con el fin de celebrar su primer consistorio durante el cual "creará" (término religioso) nuevos purpurados, siendo la primera designación de purpurados de su pontificado, inaugurado en marzo del 2013.

Según la tradición, las designaciones se anuncian con cerca de un mes de antelación para que los futuros "príncipes de la Iglesia" tengan el tiempo suficiente para prepararse y organizar su viaje a Roma para recibir en el curso de una ceremonia solemne el título cardenalicio.

No se descarta que Francisco divulgue la lista con los nombres de los elegidos durante el ángelus dominical, con lo que se podrá deducir el estilo de Iglesia que propone y cómo quiere que sea su sucesor.

El Colegio Cardenalicio de Francisco, menos eurocentrista
En febrero próximo el Colegio de Cardenales contará con 201 miembros, de los cuales 106 con derecho al voto, por tener menos de 80 años.

Francisco puede designar por lo tanto 14 purpurados más si quiere respetar la tradición de 120 cardenales electores fijada por Pablo VI (1963-1978), aunque nadie le impide superar esa cifra ni mantenerse por debajo.

Según las cuentas, otros diez cardenales cumplirán en el curso de este año 80 años, por lo que Francisco podría inclusive designar 24 nuevos purpurados, con lo que podría cambiar el rostro actual de la Iglesia, eurocentrista y conservadora.

El último consistorio fue celebrado por Benedicto XVI en noviembre del 2012 , durante el cual intentó equilibrar el Colegio Cardenalicio, dominado por cardenales europeos, al designar personalidades de otros continentes.

Entre los posibles candidatos a recibir el birrete rojo figuran los arzobispos de Buenos Aires, Santiago de Chile y Río de Janeiro.

En el pasado a los arzobispos de grandes ciudades se les otorgaba el título casi automáticamente, pero debido a que Francisco suele romper con las tradiciones no se puede considerar segura ninguna designación.

El notable crecimiento de la Iglesia católica en Asia y Africa deberá ser tomado en cuenta por el pontífice, quien seguramente incluirá personalidades de esos continentes.

Es muy probable que reciba la birreta roja así como el título y el anillo cardenalicio el nuevo secretario de Estado, el italiano Pietro Parolin, ex nuncio en Venezuela, una suerte de primer ministro con una notable experiencia diplomática.

Es posible también que los nuevos purpurados representen en el mayor órgano de la Iglesia, a la que pertenecen 1.200 millones de católicos, a pueblos y comunidades olvidadas , que han padecido el terrorismo religioso, que se enfrentan al islamismo o comprometidas en complejos procesos de pacificación, temas que el papa jesuita sigue con particular atención.

Antes de la ceremonia, el pontífice presidirá una reunión del equipo de ocho cardenales de todos los continentes que lo asesoran en la reforma de la Curia romana y que estudian medidas profundas y no meros retoques a la Constitución para reglamentar el funcionamiento del gobierno central de la Iglesia.

Otras reuniones han sido programadas antes del consistorio, entre ellas de los quince cardenales encargados de vigilar las reformas de carácter económico del Vaticano.