Por AFP Agencia |20 de abril de 2022, 5:31 AM

Unos 300 nicaragüenses se reunieron la noche de este martes en la Plaza de la Democracia, en San José, Costa Rica, cuando se cumplen cuatro años de las protestas contra el gobierno de Daniel Ortega.

El 18 de abril de 2018 se realizaron manifestaciones masivas contra una reforma al sistema de salud que luego se extendieron hacia el gobierno.

El país se paralizó por cinco meses y las protestas fueron reprimidas con un saldo de 355 muertos y miles de heridos y exiliados, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

"Estas actividades son para demostrarle al Estado de Nicaragua que seguimos firmes por justicia, libertad y una verdadera democracia para los nicaragüenses", dijo Susana López, madre de Gerald Vásquez, asesinado el 14 de julio de 2018 en un enfrentamiento producto del movimiento social.

Este martes, como muchos de sus compatriotas en San José, López portó una camisa alusiva a sus demandas. Otros cargaron banderas de Nicaragua y lazos negros en honor a los fallecidos, de los cuales portaban fotografías. Hubo un minuto de silencio.

"Aquí [en Costa Rica] podemos seguir alzando nuestras voces. Han querido callarnos, pero no lo van a hacer. Desde el 2018 hemos sido asediados, pero vamos a seguir adelante estemos donde estemos", agregó López, exiliada desde hace 11 meses.

Costa Rica es el país que más nicaragüenses recibió desde el 2018, al menos 100.000, según la Dirección de Migración y Extranjería.

En la vigilia también hubo baile y cánticos de "¡Viva Nicaragua libre!".

Edwin Juárez, de 30 años, también dejó su país hace ocho meses "por amenazas del gobierno de Ortega".

"Aquí trabajo haciendo mandados, limpio casas. Ha sido un exilio duro, pero tranquilo, porque donde estaba no podía ni salir de mi casa, era asediado por paramilitares y policía", dijo. "Venir a esta actividad es una forma de resistencia", agregó.

Ortega, un exguerrillero de 76 años que ostenta el poder desde 2007, obtuvo un cuarto mandato en las elecciones de noviembre, con la mayoría de sus rivales presos y acusados de conspirar contra su gobierno con ayuda de Washington.

Para el presidente las protestas de 2018 fueron un intento de golpe de Estado que trató de replicarse antes de las elecciones en 2021. Según la oposición y la comunidad internacional, las detenciones formaron parte de una estrategia para permanecer en el poder.

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