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Miles de nacionalistas rusos se manifiestan contra los inmigrantes

Miles de nacionalistas rusos se manifestaron el lunes, Día de la Unidad Nacional, en varios lugares del país en una muestra de la fuerza creciente de la ultraderecha...

4 de noviembre de 2013, 7:45 AM

Miles de nacionalistas rusos se manifestaron el lunes, Día de la Unidad Nacional, en varios lugares del país en una muestra de la fuerza creciente de la ultraderecha, galvanizada por su reivindicación contra la inmigración.

Los nacionalistas de línea dura han adoptado el festivo, que conmemora la liberación de Moscú de los invasores polacos en 1612, como una oportunidad para celebrar "manifestaciones rusas".

Las de este año han sido más numerosas y han contado con una mayor participación que en años anteriores, y podrían convertirse en un dolor de cabeza para las autoridades, temerosas de que las divergencias entre grupos raciales y religiosos desaten la violencia.

La manifestación más numerosa congregó a unas 8.000 personas en un barrio de clase obrera de las afueras de Moscú, según la policía. Las peticiones de los organizadores de poder celebrarla más cerca del centro de la capital fueron rechazadas en repetidas ocasiones.

"Moscú acaba de despertarse, y solo ahora los rusos están empezando a reconocer su identidad", dijo Alexander Belov, un líder nacionalista y organizador de la marcha. "Cada día que pasa, los nacionalistas rusos ganan más apoyos en todo el país".

La policía informó de la detención de unos 30 participantes por llevar máscaras o símbolos nazis, que están prohibidos, y por otras ofensas contra el orden público. No se informó de que se produjeran altercados.

Además, en pueblos y ciudades de todo el país se celebraron manifestaciones menos numerosas, a las que acudieron decenas o centenares de personas.

Aunque las organizaciones nacionalistas solo tienen el apoyo activo de una pequeña minoría de ciudadanos, se aprovechan de la extendida preocupación sobre la inmigración entre la población y el desencanto entre los jóvenes.

Muchos rusos se muestran abiertamente hostiles a los inmigrantes de las zonas de mayoría musulmana del Asia central y del Cáucaso, a los que culpan de problemas como la delincuencia y el desempleo.

Un sondeo reciente del Centro Levada, realizado poco antes de las elecciones a la alcaldía de Moscú en septiembre, mostró que la inmigración era la principal preocupación de los votantes. Más de la mitad de los encuestados dijo que era el problema que más le preocupaba.

FIESTA CREADA POR PUTIN
El presidente Vladimir Putin estableció el festivo del Día Nacional en 2005 para reemplazar la conmemoración soviética de la revolución bolchevique, también en noviembre, y fomentar el orgullo nacional con un recordatorio de una fecha gloriosa en la historia rusa.

"La unidad nacional ha ayudado más de una vez a Rusia a permanecer libre e independiente, superar los momentos duros y celebrar auténticos triunfos mundiales", dijo Putin en una ceremonia en el Kremlin.

"Igualmente, hoy, la consolidación de la sociedad tras nuestros objetivos de desarrollo es clave para que progresemos con éxito".

Las manifestaciones de este año llegan en un momento delicado, menos de un mes después de que miles de jóvenes protagonizaran unos disturbios en un barrio de clase obrera de Moscú, Biryulyovo, después del asesinato de un joven policía ruso.

La policía arrestó posteriormente a un ciudadano de Azerbaiyán, un país del Cáucaso de mayoría musulmana, por el asesinato.

Maria, una escolar de 15 años con el pelo teñido de rojo, dijo que acudió a la manifestación del lunes - su primera marcha - por el suceso.

"Después de que lo que pasó en Biryulyovo no podía no participar. Quiero vivir en un país en el que los inmigrantes se porten como si fueran invitados, no en el que sean los dueños del lugar", afirmó, sin querer dar su apellido.

Muchos de los asistentes a la manifestación llevaban banderas con los colores negro, amarillo y blanco de la antigua dinastía Romanov, adoptada en los últimos años como símbolo nacionalista. También había pancartas que decían "Poder blanco" o "Rusia para los rusos".

"Deberíamos impedir que los inmigrantes entren en Moscú. Darles tierras para que vivan como monos, como los americanos hicieron con los indios", dijo el manifestante Alexei Shukin, de 49 años, que iba vestido con ropa de camuflaje.

Como jefe de un estado con múltiples religiones y grupos sociales, Putin no puede permitirse una escalada en la tensión racial y ha hecho repetidos llamamientos a la tolerancia. Al mismo tiempo, en un intento de restar apoyo a los nacionalistas, las autoridades han adoptado también algunas de sus reivindicaciones, por ejemplo actuando contra el uso de mano de obra inmigrante ilegal, sobre todo en la construcción.