Por AFP Agencia |28 de marzo de 2021, 17:41 PM

Noruega, Alemania, Holanda, Dinamarca: varias selecciones europeas dirigieron la atención esta semana con acciones simbólicas a presuntas irregularidades en el campo de los derechos humanos en Catar, que organizará el Mundial-2022.

Entre críticas por parte de organizaciones de defensa de los derechos humanos por su tratamiento de los trabajadores inmigrantes, sobre todo en las obras de construcción de los estadios de la competición prevista en diciembre de 2022, ha comenzado la fase de clasificación a ese Mundial de Catar.

Aprovechando el inicio de las eliminatorias, Noruega fue la primera en prender la mecha antes de su partido en Gibraltar el miércoles. Los jugadores llevaban una camiseta con mensaje: "Derechos humanos dentro y fuera del terreno". 

Una acción repetida al día siguiente por Alemania con una foto muy extendida en las redes sociales, mostrando a los once jugadores alineados, cada uno en su espalda con una de las once letras de "HUMAN RIGHTS", derechos humanos en inglés.

"Debemos hacer saber a la opinión pública que no ignoramos esta cuestión", explicó el centrocampista del Bayern Múnich, Leon Goretzka. "Tenemos un gran eco, que podemos utilizarlo de una bella manera". 

Hipótesis del boicot

Holanda tomó el relevo el sábado con su partido ante Letonia y Dinamarca lo hizo este domingo con el duelo ante Moldavia. En ambos casos llevaron camisetas donde se leía el mensaje "Football supports CHANGE" (El fútbol apoya el CAMBIO).

Alemania volvió a hacer un gesto este domingo antes de su victoria en Rumanía, con las camisetas de los jugadores al revés, con el número y el nombre en el pecho. Era una alusión menos explícita que la del jueves pero con la que explicaron que querían aludir a los 30 artículos de la Carta de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

¿Los jugadores pueden ir más lejos que un mensaje de desaprobación?

La hipótesis de un boicot al Mundial fue evocado por la federación noruega, que aplazó a junio su decisión, aunque está lejos de ser seriamente estudiada por las grandes naciones futbolísticas. 

"Para un boicot, llegamos diez años tarde. En ese momento (cuando el Mundial fue atribuido a Catar) habría sido necesario reflexionar", lanzó el alemán Joshua Kimmich. 

El seleccionador de Bélgica, Roberto Martínez, declaró en el diario La Dernière Heure que "boicotear el Mundial no es la solución. Sería dar la espalda al problema. Debemos, al contrario, enfrentarlo".

En Francia, la decisión está tomada. "Catar ha sido designado hace mucho tiempo por gente responsable, no vamos a llegar a un cuestionamiento a un año de la organización. Francia estará presente en Catar si clasifica", aseguró el presidente de su federación, Noel Le Graët, a la AFP en marzo. 

El capitán francés, Hugo Lloris, de todas maneras, apoyó el movimiento: "Es algo bueno, los jugadores tienen derecho a manifestarse. Pienso que no hay ningún jugador insensible a lo que se dice o escribe sobre todo eso", declaró el sábado. 

Catar afirma ser "transparente"

El defensa francés Lucas Hernández se mostró incómodo ante esta pregunta: "No sé en qué condiciones (los obreros) trabajan en Catar, no soy yo quién debe decir si está bien o no", dijo, evasivo.

Para el jugador del Bayern es una situación delicada, ya que su club está patrocinado por Qatar Airways y se concentra en el país del Golfo desde hace varios años.

La FIFA ha preferido ser discreta hasta ahora en el tema, indicando "creer en la libertad de expresión y en el poder del fútbol para suscitar cambios positivos" y rechazando sancionar a las selecciones que se movilizaron, cuando en general prohíbe declaraciones políticas en el marco de los partidos.

En Catar, que asegura haber hecho más que ningún país en la región para mejorar las condiciones de trabajo de los inmigrantes, el asunto no ha tomado todavía mucha amplitud. 

Dos trabajadores inmigrantes interrogados por AFP no sabían nada de las movilizaciones en Europa: "¿Tal vez es solo un gran debate en Europa?", se pregunta uno de ellos, prefiriendo mantener el anonimato por miedo a represalias de su patrón. "No sabía que algo estaba ocurriendo al respecto", afirma otro trabajador indio del proyecto del Mundial.

Un portavoz de la autoridad gubernamental a cargo de la organización y de la construcción de los estadios rechazó todas las acusaciones este domingo: "Siempre hemos sido transparentes sobre la salud y la seguridad de los trabajadores", aseguró en un comunicado, afirmando que solo ha habido "tres fallecimientos ligados al trabajo y 35 no ligados al trabajo", desde que la construcción comenzó en 2014. "Los preparativos aportaron ya beneficios significativos a los trabajadores".