Por Juan Manuel Vargas |31 de mayo de 2018, 5:32 AM

Lo alcanzado por Toro Verde es una muestra de las oportunidades que una nación como Emiratos Árabes le puede brindar al talento costarricense.

Costa Rica abrió hace menos de un año su embajada en el Emirato de Abu Dabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos.

Para esa nación el desarrollo y la ayuda humanitaria son considerados como instrumentos fundamentales en su política exterior.

A las autoridades de emiratos, su religión islámica las obliga a ayudar a quienes lo necesitan y ofrecer colaboración a países e individuos menos afortunados, devolviendo parte de la riqueza procedente del petróleo y del gas.

De esto se benefició Costa Rica cuando recibió 10 millones de dólares no rembolsables para hacerle frente a la reconstrucción tras el paso del huracán Otto.

Toro Verde demuestra como el conocimiento en el campo turístico puede significar una herramienta para hacer negocios en Emiratos y otras naciones árabes.

En la actualidad esa nación es el tercer mercado de las exportaciones costarricenses en Medio Oriente con mucho potencial para productos como dispositivos médicos o incluso agrícolas; estos últimos importados por ellos desde países africanos o asiáticos.

El reconocimiento al talento tico incluso tiene como ejemplo el acuerdo firmado recientemente entre el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y la compañía para futuras energías de Abu Dabi.

Con él, ambas instituciones prometen intercambiar conocimientos y experiencias en energías renovables.

Es así como un cable de 2 kilómetros 830 metros debe hacernos reflexionar como país, ayudarnos a creer en nuestras capacidades y demostrarnos, que a pesar de ser pequeños en territorio somos grandes en ideas, tenemos conocimiento que es valorado y sabemos el significado de ese sentimiento que expresamos cuando decimos pura vida.