Por AFP Agencia |25 de mayo de 2022, 10:29 AM

Una pequeña localidad de Texas, cerca de la frontera con México, estaba de luto el miércoles después de que un adolescente matara a 19 niños y dos maestros en una escuela primaria, en el último espasmo de la epidemia de violencia armada en Estados Unidos.

Identificado como Salvador Ramos, el autor de la masacre era residente de Uvalde y ciudadano estadounidense. 

Según los funcionarios del Departamento de Seguridad Pública de Texas, Ramos le disparó a su abuela antes de dirigirse a la Escuela Primaria Robb alrededor del mediodía, donde abandonó su vehículo y entró con una pistola y un rifle. Llevaba puesto un chaleco antibalas. 

Afligido y enojado, el presidente Joe Biden se dirigió a la nación en las horas posteriores al ataque, con un llamado a los legisladores para que se enfrenten al poderoso lobby de armas y promulguen leyes más estrictas para frenar la violencia armada.

"Como nación, tenemos que preguntarnos cuándo, por el amor de Dios, vamos a enfrentar al lobby de las armas. ¿Cuándo, por el amor de Dios, haremos lo que todos sabemos en nuestras entrañas que debe hacerse?", dijo Biden, embargado por la emoción. 

La Casa Blanca ordenó banderas a media asta por las víctimas, cuyas muertes provocaron una ola de conmoción.

El papa Francisco dijo este miércoles que tenía "el corazón roto" y afirmó que es hora de decir 'basta' al tráfico incontrolado de armas". 

En 2022, en Estados Unidos ha habido más tiroteos masivos (en los que cuatro o más personas resultaron heridas o muertas) que días en lo que va del año, según la ONG Gun Violence Archive, que registró 213 incidentes de este tipo. 

El tiroteo de Uvalde fue el incidente más mortífero desde el tiroteo de Sandy Hook de 2012 en Connecticut, en el que murieron 20 escolares y seis empleados de la escuela. 

"Solo sucede en este país"

El senador Chris Murphy, un demócrata de Connecticut, donde ocurrió el tiroteo en Sandy Hook, hizo un apasionado llamado a tomar medidas concretas para evitar más violencia. 

"Esto no es inevitable, estos niños no tuvieron mala suerte. Esto solo sucede en este país y en ningún otro lugar", dijo Murphy en el pleno del Senado en Washington. 

El 14 de mayo, un joven de 18 años, autoproclamado supremacista blanco, asesinó a tiros a 10 personas en una tienda en Buffalo, Nueva York, en una zona de gran población afroestadounidense. 

Al día siguiente, un hombre que dijo estar "molesto por las tensiones políticas entre China y Taiwán" disparó contra la congregación taiwanesa-estadounidense en una iglesia en Laguna Woods, California, matando a una persona e hiriendo a cinco.

Pero a pesar de que se repiten los tiroteos masivos, múltiples iniciativas para reformar las regulaciones sobre armas han fracasado en el Congreso de Estados Unidos, dejando que los estados y los consejos locales promulguen sus propias restricciones. 

La Asociación Nacional del Rifle (NRA) ha sido fundamental en la lucha contra la aprobación de leyes más estrictas sobre armas. Abbott y Cruz figuran como oradores en un foro organizado por ese poderoso grupo de presión en Houston, Texas, a finales de esta semana.

Estados Unidos registró 19.350 homicidios con armas de fuego en 2020, casi un 35% más que en 2019, según datos oficiales.

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