Contrapoderes estadounidenses tratan de mantener el equilibrio ante Trump
A lo largo de sus dos primeras semanas en el poder, el millonario ha concretado diversas promesas de campaña a base de decretos.
La suspensión este fin de semana por la justicia federal del decreto antiinmigración de Donald Trump, junto con la fuerte movilización de los opositores del presidente republicano, ilustra el vigor de los contrapoderes en Estados Unidos, donde los presidentes han visto a menudo obstaculizados sus proyectos.
Sin embargo, existe un acalorado debate sobre la capacidad de los poderes legislativo y judicial de frenar con eficacia a un presidente determinado a ejercer su autoridad como un director ejecutivo de una empresaq y, tanto desde la izquierda como desde la derecha, se teme una deriva autoritaria del hombre que, en julio de 2016, afirmó ser "el único" que podía reformar el país.
A lo largo de sus dos primeras semanas en el poder, el millonario ha concretado diversas promesas de campaña a base de decretos. Algunos de ellos entran sin duda en el marco de su autoridad, como la retirada del acuerdo comercial transpacífico (TPP), pero el juez federal James Robart ha suspendido la aplicación del decreto que dispone el cierre de las fronteras a los refugiados y a ciudadanos de siete países considerados peligrosos.
Mientras Trump arremetía contra el juez criticándolo personalmente, los agentes federales obedecieron las órdenes judiciales y reabrieron las fronteras del país.
En noviembre de 2014, el expresidente Barack Obama también vio cómo un decreto que creaba un programa de regularización de clandestinos era llevado ante la justicia y bloqueado por un juez.
En aquel momento los republicanos denunciaron al "rey" Obama porque sobrepasaba sus poderes constitucionales, y hoy es a la inversa.
"Por ahora, podemos considerar que el sistema de los contrapoderes funciona correctamente", explica a la AFP el profesor de ciencia política de la Universidad Columbia de Nueva York, Robert Shapiro.
Hay más ejemplos que apoyan esta tesis:
Algunos republicanos del Congreso como John McCain o Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, se mantuvieron intransigentes en su voluntad de investigar los ciberataques atribuidos a Moscú durante la campaña electoral y sancionar a la Rusia de Vladimir Putin.
A pesar de la reticencia de Trump, se lanzaron investigaciones preliminares.
Y mientras un proyecto de decreto planteaba la reapertura eventual de las prisiones secretas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en el extranjero, la Casa Blanca aparentemente lo suspendió, publicó el Washington Post este lunes.
La aplicación caótica del decreto antiinmigración ha mostrado, por su parte, los límites de los decretos preparados sin consulta y el episodio prueba que gobernar solo es, en la práctica, difícil.
- Congreso dudoso -
Pero el Congreso ¿es independiente?
Los jefes republicanos y el inquilino de la Casa Blanca han establecido un pacto de concesiones mutuas: a cambio de una relativa autonomía de los legisladores en la redacción de las leyes generales de reforma fiscal y del sistema de salud, los parlamentarios protegen al jefe del ejecutivo.
Paul Ryan evita comentar los tuits de Trump. "Sería más sensato no criticar a los jueces", afirmó sin embargo Mitch McConnell, el hombre fuerte del Senado.
Los jueces "están en una situación incómoda porque cuanto más cuestionen lo que él (Trump) hace, más tendrá ganas él de oponerse a ellos", explica Robert Shapiro.
La oposición demócrata ha exigido condenas más vigorosas desde que Trump atacó al juez Robart tratándole de "supuesto juez".
"Estamos en una democracia. No es un espectáculo de un solo hombre. No es otra empresa Trump", advirtió el senador Bernie Sanders.
"Es fundamentalmente un ataque contra la separación de poderes", estima Bruce Ackerman, profesor de derecho de la Universidad de Yale.
Según este autor, que en 2010 pronosticó la llegada de un "demagogo del siglo XXI", los contrapoderes se han "erosionado" en Estados Unidos desde hace algunas décadas, sobre todo con la polarización del tablero político.
A la derecha, un exjurista de George W. Bush, John Yoo, muy criticado en su momento por haber redactado dictámenes que apoyaban la legalidad de técnicas de interrogatorio "intensas", acusó a Trump de no conocer el perímetro constitucional del poder ejecutivo.
Toma como ejemplo su amenaza de renegociar unilateralmente el tratado de libre comercio norteamericano, un ámbito en el que el Congreso también tiene algo que decir.
Para Bruce Ackerman, la solidez del sistema se pondría a prueba verdaderamente en caso de guerra o de atentado terrorista mayor, susceptibles de "desencadenar reacciones de urgencia que harían parecer irrisorias las de George Bush" tras el 11 de septiembre.
En aquel momento, solamente algunas fugas de información permitieron revelar la extensión de los programas secretos de inteligencia puestos en práctica.