Por AFP Agencia |Por Adrián Fallas |20 de junio de 2016, 17:18 PM

Este jueves los británicos tienen la oportunidad de ir a las urnas y decidir qué pasará con su nación, además de poder cambiar el futuro de la Unión Europea. El referendo les preguntará: “¿Debe Reino Unido seguir siendo un miembro o debe abandonar la UE?”.

Los defensores de “salir”, agrupados bajo el lema ‘Brexit’, y quienes votarán “permanecer” debaten sobre beneficios y peligros –con el llamado a votar en el horizonte–, ya que este jueves 23 de junio se decidirá el futuro.

Por el momento las encuestas muestran un padrón dividido, sin que la intención de votos se decante por una u otra posibilidad.

El primer sondeo elaborado tras la brutal muerte de la diputada laborista y proeuropea, Jo Cox, defensora de los refugiados y los inmigrantes, daba a la opción favorable a la permanencia el 45% de las intenciones de voto, contra el 42% para los defensores de la ruptura.

El sitio independent.co.uk señala que si bien es cierto las dos vertientes se encuentran muy cerca, aquella que llama a “permanecer” comenzaba a moverse hacia arriba.

Con la posibilidad de que cualquier bando sea favorecido por la mayoría, son varios los escenarios a los que se enfrentará, no solo Europa como bloque comercial y político, si no el mundo entero, pues el Reino Unido es uno de los principales actores geopolíticos.

“Salir”, ‘Brexit’

La campaña del referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea ha consistido en gran parte en una guerra de cifras sobre los costes y ventajas de vivir dentro del bloque.

Los partidarios de salir de la UE dicen que la contribución británica al bloque es de 350 millones de libras por semana (454 millones de euros y 511 de dólares).

Además estos grupos señalan que la inmigración es una de las cuestiones centrales. Este flujo de extranjeros se ha duplicado entre 2004 y 2015, llegando a 3 millones de personas, según el Observatorio de la Migración.

También es importante considerar que la salida de la Unión Europea en el referéndum podría tener consecuencias importantes para el territorio británico.

La jefa del gobierno regional escocés, Nicola Sturgeon, ha repetido en numerosas ocasiones que la salida de la UE les llevaría a reclamar otro referéndum de independencia, si los escoceses votaban a favor de quedarse. Pero los escoceses podrían votar a favor de la UE y no estar necesariamente convencidos de la independencia, según un reciente sondeo.

Por su parte, la provincia británica de Irlanda del Norte vive un frágil proceso de paz. Suya es la única frontera terrestre británica con la UE, con Irlanda, por lo que habría que reinstaurar los controles fronterizos y eso podría provocar tensiones.

En el campo económico el país comenzaría complicadas negociaciones con la UE, que podrían extenderse dos años como máximo, y en el que se decidirían las condiciones de acceso al mercado único de Londres. Varios escenarios son posibles. Por ejemplo, que se acordara un acceso mútuo a los mercados, pero ¿en qué condiciones? El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ya advirtió que "el Reino Unido será un estado tercero que no tendrá el camino allanado".

El impacto en los mercados del Brexit saltaría a la vista inmediatamente, con una caída pronunciada de la libra y las bolsas. Todos los escenarios para los dos años siguientes contemplados por las instituciones económicas internacionales son sombríos. Un estudio realizado por HSBC predecía una caída de la libra de un 15 a un 20%, una inflación del 5%, y una pérdida de 1 a 1,5% del PIB.

“Permanecer”

Mientras el partido UKIP, de corte nacionalista, está a la cabeza de decir adiós, el primer ministro, David Cameron encabeza el grupo que desea mantener la relación actual con Bruselas.

Cuenta con el apoyo del Partido Laborista, el Partido Nacionalista Escocés (SNP), el galés Plaid Dymru y el Partido Liberal, además de líderes mundiales y hasta un grupo de 10 nobeles de economía.

Estos notables destacaron que “las empresas y los trabajadores británicos necesitan pleno acceso al mercado único. Además, la salida crearía gran incertidumbre en torno a los futuros acuerdos comerciales alternativos del Reino Unido, tanto con el resto de Europa como con mercados importantes como los de Estados Unidos, Canadá y China".

"No nos convirtamos en la 'pequeña Inglaterra'", imploró el primer ministro David Cameron, partidario de la UE, recurriendo a un término usado para definir una mentalidad insular y parroquial.

"Este referéndum es un signo de nuestra incapacidad de asumir que ya no somos un imperio. Aquellos, sobre todo la gente mayor, que ya no se reconocen en una sociedad más diversa, son receptivos a un discurso que les propone subirse a una máquina del tiempo y empezar de nuevo. Se dicen, '¡ah!, si pudiéramos largarnos de esta maldita Europa y empezar de nuevo", explicó a la AFP Michael Skey, especialista en cuestiones de identidad en la Universidad de Loughborough.

El día después

Si el 24 de junio Reino Unido ha decidido no ser más parte de la UE se generan una serie de preguntas y dudas.

Si la mayoría de los británicos aprueba romper, Londres deberá iniciar negociaciones muy complejas con Bruselas para romper los actuales lazos políticos, jurídicos y comerciales con los otros 27 países de la UE.

Preguntado sobre si la ruptura, traería algún beneficio a Gran Bretaña, un funcionario del FMI dijo que una de las hipótesis que está "en el aire" es que la economía del Reino Unido se especialice en servicio y desparezcan sus sectores manufactureros y agrícola.

Económicamente es posible seguir el modelo en el que Reino Unido se una a Islandia o Noruega como miembro del Espacio Económico Europeo (EEE), lo que le daría un acceso al mercado interior. Pero Londres debería entonces respetar las reglas vinculantes de este mercado, sin participar en su elaboración, y debería aportar una fuerte contribución financiera.

 

Por su parte la UE se pondrá manos a la obra inmediatamente al día siguiente del referéndum. El viernes por la mañana ya está programada una reunión en Bruselas entre los presidentes de la Comisión, Jean-Claude Juncker, del Consejo Europeo, Donald Tusk, y del Parlamento Europeo, Martin Schulz.

Jurídicamente la ruptura es posible y un proceso de retirada de la UE está previsto en los tratados. Se trata de la "cláusula de retirada" (artículo 50), introducida por el Tratado de Lisboa (2009). Esta cláusula define las modalidades de una salida voluntaria y unilateral, un derecho que no necesita ninguna justificación

Finalmente Londres debería negociar cuál sería el futuro estatus para sus dos millones de ciudadanos que viven o trabajan en la UE. Sus derechos de jubilación o su acceso a los servicios de salud en los otros 27 países de la Unión se verían en entredicho.