300 estudiantes liberados en Nigeria se reúnen con sus padres
"Es un gran alivio para todo el país y la comunidad internacional", tuiteó el presidente.
Extenuados, algunos al borde de las lágrimas, más de 300 muchachos secuestrados hace una semana en el noroeste de Nigeria volvieron a reunirse este viernes con sus padres, tras un rapto perpetrado por grupos afines a los yihadistas de Boko Haram y cuya resolución no está clara.
Los estudiantes, descalzos, llegaron a la residencia del gobernador de Katsina, Aminu Bello Masari, y tras una ceremonia de bienvenida por parte de las autoridades locales, pudieron finalmente abrazar a sus familiares.
"Estoy feliz, muy feliz de saber que voy a volver a mi padre, mi madre y mis hermanos pequeños", confesaba un adolescente de 14 años, sonriente pero agotado.
La espera fue larga, de horas. "Lloré al verlo", declaró a la AFP Hajia Bilikis, madre de Abdullahi Abdu-Rasaq, de 15 años.
'Camino hacia la vida adulta'
Sin haberse podido quitar el polvo de la cara, los chicos que tuvieron que andar durante días bajo las órdenes de "bandidos", como se les conoce localmente, fueron liberados en circunstancias aún sin aclarar el jueves, y trasladados en autobús hasta la capital, Katsina (noroeste).
"Habéis sufrido físicamente, mentalmente, psicológicamente, pero que sepáis que nosotros también, y vuestros padres todavía más", declaró el gobernador.
"Para estos estudiantes, este episodio formará parte de su historia y de su camino hacia la edad adulta, estoy seguro de que se acordarán toda la vida", añadió.
El presidente nigeriano, oriundo de Katsina, Muhammadu Buhari, también visitó a los jóvenes.
"¡Gracias, Dios mío!"
Afuera del recinto esperaban los padres. "Cuando mi hijo me llamó ayer, y me dijo 'mamá, mamá, soy yo', dije 'gracias, Dios mío; gracias, Dios mío', ¡estaba tan feliz!", explicó en la entrada a la AFP una madre, cuyo hijo tiene 18 años.
Un consejero del presidente había anunciado la liberación de los chicos, sin dar, no obstante, el número exacto. Un consejero del gobierno local, Ibrahim Katsina, indicó que habían sido liberados 344 alumnos.
"Es un gran alivio para todo el país y la comunidad internacional", tuiteó el presidente.
El número exacto de menores que fueron secuestrados de la escuela para chicos de Kankara se desconoce aún. El rapto fue reivindicado por Boko Haram, el grupo yihadista que actúa en el noreste del país, es decir, a centenares de kilómetros.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió la liberación "inmediata e incondicional" del resto de jóvenes que pudieran aún seguir secuestrados.
El jueves, los yihadistas de Boko Haram difundieron un video de los estudiantes secuestrados. Con el rostro cubierto de polvo y arañazos, un joven aseguró formar parte de 520 estudiantes secuestrados por "la banda de Shekau", el nombre del líder histórico de Boko Haram.
Coordinado por grupos armados
Boko Haram afirmaba en su video, por boca de ese adolescente de unos 14 años, que había matado a algunos de los secuestrados.
Las imágenes, difundidas por los canales tradicionales del grupo, fueron grabadas parte en inglés y parte en lengua hausa, hablada sobre todo en el norte de Nigeria.
Según informaciones de la AFP, este secuestro masivo fue coordinado por grupos armados, algunos de ellos a las órdenes de Boko Haram, que aterrorizan a la población en el norte de Nigeria y perpetran secuestros y robos de ganado.
Según varios testimonios de jóvenes que lograron escapar, los rehenes fueron divididos en varios grupos la noche del secuestro.
Una fuente de seguridad cercana al caso afirmó que los estudiantes que aparecían en este video eran los que estaban detenidos por Awwalun Daudawa, que responde directamente a las órdenes de Boko Haram. Los otros podían ser liberados tras las negociaciones entre los secuestradores y el gobierno local.
Este ataque recuerda el secuestro de más de 200 niñas en Chibok en 2014.
Boko Haram y su brazo disidente, el grupo Estado Islámico en África Occidental (Iswap), activos en el noreste de Nigeria, han causado más de 36.000 muertos en diez años de conflicto y dos millones de personas siguen sin poder regresar a sus hogares.