Por Bárbara Marín |16 de enero de 2022, 8:00 AM

Para quienes padecen de una enfermedad que genera un angustiante dolor y que complica hasta las actividades más "normales", encontrar una solución no tiene precio. 

¿Cuántos no estarían dispuestos a buscar, hasta debajo de las piedras, si fuese necesario, alternativas que acaben con el dolor propio o de un ser querido? 

Milagro Freer tiene 70 años de edad, sufre una enfermedad llamada neuralgia del trigémino, que le causa un dolor muy fuerte a nivel facial. Hablar, comer y abrir la boca, son actividades cotidianas que le provocan un fuerte malestar. En busca de una mejor calidad de vida llegó a tomar hasta embrión de pato. Sonaba extraño, pero, si prometía alivio, había que probarlo...

Hoy, después de conocer que en la Asamblea Legislativa se votó de manera definitiva la legalización del cultivo y comercio de cannabis medicinal, se encuentra muy a gusto. Conozca su historia.

"Mi nombre es Milagro Freer, tengo 70 años y mi enfermedad más grave es la neuralgia del trigémino. Tengo algunas otras enfermedades, por ejemplo, en mi vejiga, pero la neuralgia es la que mayor molestia me causa".

¿En qué consiste la enfermedad?

Es una inflamación del nervio trigémino, a nivel facial, que produce unos dolores terribles. Cuando el nervio se topa con un vaso capilar produce un dolor muy fuerte. Ya yo padecí del lado izquierdo de mi cara en otra ocasión, me operaron y se me quitó. Me metieron una lámina de teflón entre el nervio y el vaso, y con eso se me curó, pero no he logrado hacerme la del lado derecho y por eso continúan esos dolores tan terribles.

¿A partir de qué edad recibió el diagnóstico?

Al cumplir 50, hace 20 años, cuando empezaron los dolores. Me costó mucho llegarle al diagnóstico, fueron muchos meses y varios médicos externos, hasta que en la Caja me dieron el diagnóstico.

¿Para ese entonces continuaba trabajando?

Continuaba trabajando. Soy audióloga, me encargaba de hacer exámenes de audición.

¿Cómo es su día a día sobrellevando esta enfermedad?

Generalmente, el dolor viene y se va. Ahorita, en este momento, estoy con el dolor constante. Me da más cuando hablo o como, o, por ejemplo, lavarme los dientes es dificilísimo, me da muy fuerte.

¿Hablar para esta entrevista le está produciendo dolor, doña Milagro?

Un poquito, no mucho, pero sí un poquito, porque me acabo de poner las gotas.

¿Cómo podría describir esos dolores?

Al principio, era algo insoportable. Le voy a decir algo, a esta enfermedad le dicen la enfermedad del suicidio, porque mucha gente se suicida cuando tiene estos dolores. A mí, incluso, me vio una psicóloga y todo porque era algo terrible, incapacitante totalmente.

¿Es posible estabilizar la enfermedad?

Yo diría que es difícil estabilizarla, sin embargo, sí hay un medicamento que me quita el dolor; pero, tiene el problema de que me debilita totalmente, a tal grado de que yo no puedo moverme, entonces me tienen que ayudar a que me mueva para acá y para allá y para todo necesito ayuda, por eso no me gusta tomarme ese medicamento, aunque a veces tengo que hacerlo.

Es algo sumamente difícil. Después de eso, lo que más me alivia es el cannabis. 

¿Usted vive con alguien, recibe ayuda o asistencia en su casa?

Mi esposo me atiende totalmente.

Él tendrá una edad parecida a la suya…

Igual, él tiene 70 años.

No debe ser nada fácil…

Claro que no, él se cansa mucho y le es muy difícil, pero, sin embargo, lo hace.

Ahora bien, cuénteme respecto a su experimentación por los distintos medicamentos hasta encontrar el que hoy en día le funciona: el cannabis.

Probé de todas las pastillas que usted se pueda imaginar, todos los medicamentos habidos y por haber, imagínese, una vez tomé embrión de pato, hasta que alguien me dijo '¿por qué no probás con el cannabis?' Y probé y me fue bastante bien.

Por un tiempo, el dolor se me quitó del todo, pero luego me volvió. Ahora lo tengo más leve y es gracias al cannabis.

Después de diagnosticada a los 50 años, ¿cuánto tiempo le tomó encontrar la alternativa del cannabis?

Fue a los 60 años. Tardé 10 años probando y experimentando con todo tipo de medicamento.

Fue una recomendación de amigos que sabían que eso ayudaba a bajar cualquier dolor fuerte.

Antes de decidir probar esta alternativa, ¿tenía usted algún tabú o temor al respecto?

En realidad, sí. Aborrecía, si se puede decir, la marihuana. A mis hijos los crie siempre diciéndoles de los peligros y todo, pero cuando a mí me dijeron que me podía aliviar, no lo pensé dos veces y empecé a tomarlo.

¿Podemos decir que el cannabis le ha mejorado su calidad de vida?

Sí. Con esto puedo hacer más o menos vida normal, no la llevo igual por el COVID-19, pero sí tengo un poquito de vida normal. Yo sé que me duele, pero ya como que me voy acostumbrando porque el dolor ya viene siendo leve.

¿Cómo lo adquiere?

Lo consigo desde Estados Unidos, porque hay gente que lo trae y, además, cuando me conseguían un poquito de marihuana, así, de la que venden en la calle, yo hacía té y me caían muy bien, pero no es fácil para una señora de mi edad conseguir. Así es que prefiero comprar las gotas.

Me las tomo cada vez que las necesito, pero no más de tres veces al día.

¿Son de CBD?

Antes sí eran CBD, ahora son CBD con THC. Ahora trae igual proporción de una que de otra. No me gusta mucho con THC porque sí me da efecto como que me siento un poquito perdida, pero si yo consiguiera solo las de CBD me encantaría, porque eso me alivia el dolor y no me siento mal.

No sé si se enteró, doña Milagro, los diputados aprobaron de manera definitiva el cultivo y comercio de cannabis medicinal. Esto podría ayudarle a conseguir lo que usted necesita, ¿qué opina al respecto?

Fíjese que me lo comentó una amiga y me parece excelente, además de que tengo muchas amigas que me han preguntado para otros dolores, como espalda, columna y un montón de otras cosas.

¿Y si el presidente de la República veta la Ley?

Encontraría que es una barbaridad y una ignorancia muy grande porque está comprobado lo que esto ayuda y, más bien, me parece que duraron demasiado tiempo en aceptarlo. Así es que, si lo vetara, sería una barbaridad.

¿Qué decirles a esas personas que satanizan el uso de esta alternativa medicinal?

Mire, le voy a contar que no sabría ni qué decirles porque tengo una hermana que tiene fibromialgia, que yo sé que le aliviaría montones, pero no hay Dios posible para que me haga caso, ella no quiere ni probar e, inclusive, hay cremas y lociones para ponerse en el cuerpo y ella no quiere. Creo que no hay como convencer a esas personas y eso que mi hermana pasa con unos dolores terribles y, sin embargo, no acepta. Ella tiene 73 años.

¿Es por ese mismo tabú que ha creado la sociedad?

Ella cree que es faltarle a Dios, consumir drogas… Y bueno, todos los medicamentos son drogas y el cannabis es una planta que está en la naturaleza, no es nada sintético.