Por María Jesús Prada 27 de noviembre de 2025, 20:40 PM

Entre montañas cubiertas de verde, playas de arena negra y acantilados que parecen pintados a mano, se levanta una de las postales más reconocibles del sur de Islandia: la iglesia de Vík í Mýrdal. Blanca, sencilla, con su característico techo rojo, es mucho más que un símbolo fotográfico. Es el punto donde la calma parece tener sonido propio.

Desde su colina, la vista abarca todo el pueblo, las arenas negras y el Atlántico rugiendo al fondo. Desde aquí se puede ver todo el pueblo, las arenas negras y el Atlántico rugiendo al fondo. 

Construida en 1934, esta iglesia guarda un significado profundo para los habitantes de Vík. La colina sobre la que se alza fue elegida por seguridad: si el volcán Katla, dormido bajo el glaciar Mýrdalsjökull, llegara a despertar, este sería uno de los pocos lugares que permanecería a salvo.

El viento aquí no sopla, reza. Cada ráfaga parece un canto invisible entre los muros blancos del templo y el eco del mar. Frente al Atlántico, la iglesia de Vík no busca imponerse: solo recordar que, incluso en una tierra donde el fuego y el hielo conviven, el silencio puede ser tan poderoso como una erupción.

Reviva este recorrido por el sur de Islandia en el video disponible en la portada de este artículo.

Este viaje forma parte de una serie especial realizada junto a MD Tours para mostrar los paisajes y experiencias que aguardan en Islandia. Muy pronto, durante el Festival de la Luz, dos personas podrán vivir esta misma aventura: se obsequiarán dos boletos para descubrir el país del fuego y el hielo.

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