Por Teletica.com Redacción |29 de agosto de 2016, 5:46 AM

Primero que todo debo reconocer que para mí escribir de un artista con tanto peso no es sencillo, pero en este caso particular me alegra tener la oportunidad de hacerlo, ya que fui testigo de que la persona en cuestión fue trascendental.

Trascendió y trasciende aún todos los estereotipos, particularidad que muchas personas admiraron de Juan Gabriel.

Hombres y mujeres, jóvenes y adultos, muchas, muchas personas en todo el mundo lloraremos a este gran artista. Sino hoy o mañana, algún día, por el sentimiento que le puso a cada cantada y la excelencia en todo el sentido de su carrera.

Para mí fue alguien muy relevante, sobre todo porque cuando lo fui a escuchar en concierto me di cuenta de que media infancia la había cantado junto a Juan Gabriel. Camino a la finca con mi papá, una y otra vez dándole vuelta al casete, cantando sin saber que eran las obras del Maestro.

A esos momentos me transportó esa noche la música, hipnotizado como todos los demás que estaban ahí. Salí completamente impresionado con la capacidad que tuvo de moverle el piso a tanta gente, cobijando el alma de multitudes, con la autenticidad que lo llevó a ser tan querido.

Inclusive en el mundo de hace 40 años, donde hubo más prejuicios en materia de preferencia sexual, él siempre fue una figura querida.

Por todas esas razones, la admiración y respeto que le debo al Maestro y de mi parte que reciba un reconocimiento más, al más alto nivel que un artista puede llegar a tener.

Me gusta pensar que desde el más allá, Juan Gabriel sigue recibiendo el cariño de toda la gente que aquí lo canta y recuerda con cariño.