Entretenimiento

Análisis: Game of Thrones: Episodio 01, Temporada 08

Pablo Vargas de la revista Level Up realizó un análisis y calificó el primer capítulo de la última temporada de la aclamada serie

Por Teletica.com Redacción |15 de abril de 2019, 8:59 AM

Por Pablo Vargas de Level Up, para Teletica.com

¡El invierno está aquí! Mucha agua ha corrido debajo del puente desde la primera vez que escuchamos esa frase. Miles de muertes, lágrimas, rencillas, conspiraciones y traiciones han pavimentado la consolidación de 'Game of Thrones' como una historia que no deja de evolucionar y sorprender en partes iguales.

Los ocho años transcurridos desde el primer episodio de la serie emitido 17 de abril del año 2011, no han pasado en vano y esto es algo que saben sus creadores, que desde la propia introducción del capítulo estreno nos recuerdan que todo ha cambiado en Westeros. Un mar de detalles y acontecimientos retratados en el mítico astrolabio de la serie, se convierten en un oscuro presagio de lo que se viene para la octava y última temporada de 'Game of Thrones'.

El repaso a los acontecimientos que marcaron en hielo y fuego a los fans de la serie no están allí por casualidad, son un claro recordatorio de cada una de las heridas de batalla que sus seguidores y seguidoras cargan entre pecho y alma. La imagen alegórica a la Boda Roja, con el león de los Lannister almorzándose a la trucha Tully, al hombre desollado de los Bolton con la cabeza de un lobo Stark. Y en medio de ambos, un lobo colgado y lleno de flechas. El suelo se congela -en una clara analogía al avance del ejército de los muertos vivientes-, y la cámara cambia directamente a Last Hearth -el hogar de la Casa Umber en Winterfell-, y nos lleva a las criptas de la familia Stark, pasando por King'slanding y finalmente centrando su camino hacia el Trono de Hierro, el destino final del Rey de la Noche.

Así, desde el primer instante, David Benioff y D. B. Weiss, reabren la herida y nos ponen los pies sobre la tierra. Esto no es "una serie más" de ficción y fantasía. Esto es 'Game of Thrones'. Y en el 'Juego de Tronos' ganas o mueres. El mensaje en la intro es claro: el camino ya está marcado para el Rey de la Noche y tendremos una historia de conflictos cercanos y muy humanos. Una temporada para cerrar ciclos. Para volver a los inicios y mostrar cuanto hemos avanzado. Y también para recordar cuanto hemos perdido. La primera escena de la temporada remarca esto de una forma sutil, pero poderosa, al traernos a colación un amargo paralelismo entre el primer episodio de la serie y este primer episodio de su última temporada.

Nunca olvides quién eres, bastardo...

En el arranque de la primera temporada de ‘Game of Thrones’, Winterfell se preparaba para recibir a Robert Baratheon, rey de los Siete Reinos. Un pequeño Bran Stark trepaba por el castillo y su hermana Arya buscaba un lugar lo suficientemente alto para ver llegar la corte real. Una ilusa Sansa Stark añoraba formar parte de la familia real y Jon Snow, el hijo "bastardo" de la familia, se encontraba por primera vez con Tyrion, otro "bastardo" adicto a los libros y el buen vino que le recordaba una frase que se grabaría en nuestra memoria. "Nunca olvides quién eres, bastardo".

Casi una década después, mucha agua ha caído sobre el desfile. Ahora es Daenerys Targaryen quien cabalga a través de las puertas del hogar de los Stark junto a Jon Snow, el rey del Norte, para unirse a una batalla inminente que amenaza con destruir Poniente. Sansa ya no es aquella joven ingenua que soñaba con historias de romance. Cada trago amargo que Westeros le ha dado, Lady Stark lo ha bebido sin contemplaciones para convertirse en la dueña y señora de Winterfell. Mientras Sansa espera desde su puesto de Señora de la Fortaleza, Arya se encuentra más cómoda escondida entre las sombras camuflándose como una más, siendo lo que ella es y siempre será: nadie. Porque nadie ve a Arya. Pero ella los ve a todos. Y ahora, más que nunca, Arya tiene claro su Norte: la familia es primero.

Así se lo hace saber a Jon, su hermano favorito, en el emotivo reencuentro que ambos comparten. Después de las lágrimas, los abrazos y los guiños a una época de inocencia que no volverá jamás, Arya le recuerda a su hermano las célebres palabras de su padre "Cuando cae la nieve y sopla el viento blanco, el lobo solitario muere, pero la manada sobrevive". Y esto es algo que Jon parece haber olvidado. La llegada de Daenerys no es bien vista en Winterfell, especialmente, tras enterarse que el Rey del Norte ha decidido doblar su rodilla ante una desconocida que marcha triunfal con dos dragones y un ejército de extranjeros.

Lady Mormont es la primera en advertirlo, al increpar al Rey del Norte de renunciar a su título para convertirse en un vasallo y concubino de la reina. Y es que Jon parece ser el único en no percibir la magnitud de sus actos ante su gente: él no tenía derecho a doblar la rodilla. Esto es algo que enfurece a Sansa, que se lo reclama directamente a Jon, que parece seguirl os pasos de su hermano, Robb Stark, al romper la palabra a Walder Frey y casarse con la joven Talisa. El craso error del hermano mayor de la familia desembocó en la boda roja -oscuro recuerdo que no nos arrojan por casualidad en la intro-, y que permitió que los Bolton hacerse con el Norte, que Sansa fuese violada, Rick asesinado y toda su casa y familia destruida.

Los roles han cambiado en Westeros...

Y por todo lo anterior, Sansa tiene razón. No sabemos si esto es un fallo del guion, ausencia de contenido en los libros o simple necedad del personaje en repetir sus errores, pero Jon Snow es el único protagonista que parece no haber aprendido nada de las últimas dos temporadas. Ni siquiera haber muerto apuñalado y luego haber sido resucitado para ganar la batalla de los bastardos parece haberle dado una pizca de perspicacia y sentido común. La amenaza que la madre de los dragones lanza sobre Sansa con la frase abierta de “si no puede respetarme…” debería haber encendido en Jon todas las alertas. Pero su amor por Daenerys le tiene embobado. Y esto es algo que ya no pueden ocultar, especialmente a Lady Stark. “No es su padre”, señala Jon tratando de defender a la mujer que amenazó de muerte a su hermana dos escenas atrás. “No. Es mucho más hermosa”, le contesta Sansa, sarcástica antes de lanzar la pregunta del millón de dólares: “¿Doblaste la rodilla para salvar al norte o la doblaste porque la amas?”

A diferencia de su hermano. Sansa demuestra en cada diálogo que ella es quien mejor entiende ahora el 'Juego de Tronos'. Esto es algo que queda retratado en la escena que comparte con Tyrion. Otra emotiva escena que se suma a la lista de reencuentros. La exesposa del, ahora, mano de la reina es de los momentos más altos del capítulo. El intercambio de diálogos nos deja varias perlas en el camino al recordar ambos como fueron aliados en los momentos más críticos de su vida. Pero también, las heridas abiertas que dejaron cada una de sus decisiones. Tyrion le recuerda a Sansa que su huida tras el asesinato de Joffrey selló su destino y futuro.

Parecen pequeños detalles a la ligera, pero no lo son. Que la exesposa de Tyrion haya escapado tras la muerte del Rey, le inculpó directamente de la muerte de su sobrino. El juicio, cobró la vida de The Viper, y este a su vez, obligó a Tyrion a matar a Shae y a su propio padre. Y esto, como le reclamó Cersei a Tyrion en su momento, "abrió las puertas para que los buitres fueran por ellos”. La decisión de Sansa también tendría consecuencias para ella: le costó la vida a su tía, empoderó a Littlefinger y les envió a las garras de los Bolton. No obstante, como Tyrion se lo señala: ambos sobrevivieron.  “Muchos te subestimaron, y ahora están muertos”. Sus desgracias le hicieron fuerte. Pero sólo uno de los dos ha crecido. Sansa se lo recalca a Tyrion al ver lo ingenuo que se ha convertido la mano de la reina en creer que su hermana, va a honrar su palabra y apoyarle en la guerra contra los caminantes, demostrando como la peor jugadora del “Juego” se ha convertido en su mejor estratega, y el hombre que parecía ver siempre tres movimientos por adelantado, ahora está más perdido que nunca.

La única que parece seguirle el ritmo es la propia Cersei, que en King's Landing sigue preparándose para la guerra, perdón... su guerra. Porque la hija predilecta de Twyin va un paso adelante a todos los demás. Traicionando a todos como de costumbre y apostando por el ejército del Banco del Hierro -a pesar de fallarle con la entrega de sus elefantes-, ha llegado con 20.000 mercenarios para aniquilar a cualquiera de los bandos que sobreviva a la guerra contra el Rey de la Noche. Y aunque Cersei aparece poco en el episodio, cada vez que lo hace es para marcar el tono de su estrategia, consumando su alianza con Euron Greyjoy fiel a su estilo, abriendo las puertas de su habitación y llevándole a la cama con un sólo objetivo: hacerle creer que el hijo ilegitimo que tiene con su hermano Jaime Lannister, es suyo.

La innegable ausencia de los libros…

O por lo menos, eso queremos creer. Porque la realidad es que parece que los escritores se han quedado sin ideas para desentrañar un personaje tan complejo e interesante como lo es Cersei, siempre cargada de grandes planes maestros. Con excepción de la venganza poética de envenenar a la hija favorita de Oberyn Martell para que su madre la vea morir y pudrirse delante de sus ojos, desde la muerte de Tommen las motivaciones de Cersei no son claras y todo se maneja en lo secreto detrás de cámaras, negándole a la audiencia seguirle el pulso a su estrategia, la cual desarrolla ahora a través de terceros, al enviar a su mano derecha, Lord Qyburn con una propuesta que Bronn del Aguasnegras no podrá rechazar: un mar de oro a cambio de matar los hermanos traicioneros de la reina con la misma ballesta que fue asesinado su padre.

Y sí. A pesar de lo poético e interesante que es el plan de venganza de Cersei contra su otrora amante -y hermano-, se sigue acrecentando la falta de un buen hilo conductor narrativo para que vaya atando los cabos sueltos del episodio estreno, donde los personajes más interesantes de la saga son los que más sufren la ausencia del material directo de los libros, cargando al episodio de una buena cantidad de frases y escenas meramente bochornosas. Desde la línea “una propuesta es lo que propongo” en labios de Sir Davos -algo que jamás hubiese pasado en los años dorados de la serie-, pasando por la escena del vuelo de 'Como conocer a tu dragón', hasta diálogos tan simplones y flojos como “Calienta a tu reina” son síntomas claros de una fórmula que se está acelerando demasiado rápido por tratar de llegar a brincos y saltos a la meta, dejando de lados detalles importantes y transcendentales en el camino.

Esto se denota en la acelerada escena de liberación de Yara -que parece haber llevado la misma armadura por siete meses-, que nos brinda una escena pasca, atropellada y sin sentimiento, como filmada con premura para salir del paso y poner a los personajes nuevamente en contexto, fallando a la hora de retratar algo que debió haber sido una de las escenas más épicas de la serie, al tomar Theon Greyjoy por desprovisto lo que se suponía era una flota impenetrable, en cuestión de 3 minutos. Aunque hay que rescatar un pequeño dato curioso de la desaprovechada escena del vuelo de dragones: Daenerys vuela sobre Drogon, que lleva el nombre de Khal Drogo, y Jon vuela sobre Rhaegal, que lleva el nombre de su padre, Rhaegar Targaryen.

En el Juego de Tronos, nada es casualidad…

No obstante, para nuestra fortuna, esta no es la tónica de todo el episodio y a pesar del collage de reencuentros que los creadores tratan de meter con embudo, el capítulo de estreno nos regala una serie de puntos claves que son augurio de lo que se viene. Una muestra de esto lo vemos en el intercambio entre Sam y Daenerys, cuando la Reina le revela a Sam que ella asesinó a su padre y su hermano porque no se inclinaron ante ella. La frialdad de Daenerys sorprende a propios y extraños, que al igual que Jon, sigue dejando en manifiesto que sin el consejo de quienes le rodean, no son más que una bomba de tiempo a punto de estallar y que cada una de sus acciones, tendrán terribles consecuencias si no las saben mitigar a tiempo.

La cadena de malas decisiones de Daenerys descarrila el tren de acontecimientos y lleva a Sam -por las motivaciones equivocadas-, a revelarle a su viejo amigo el secreto mejor guardado de Poniente: Jon no es un bastardo, es el legítimo y único heredero al trono. Sam le suelta la bomba a su mejor amigo delante de la estatua de su padre. “¿Dices, que mi padre, el hombre más honorable de todo Westeros me mintió toda mi vida?” La revelación golpea a Jon. Y hay más en juego de lo que escena muestra. Jon juró nunca romper una promesa. Juró nunca mentir ni traicionar lo que cree, en honor a su padre. Incluso, llegó a morir por ello. Y ahora, descubre que su padre. Aquella persona en la que siempre creyó, le mintió toda su vida. Sam, lo sabe y le echa sal a la herida. “Renunciaste al trono de hierro por tu reina, ¿haría ello lo mismo por ti?”.

La interrogante queda en el aire y la acción nos lleva finalmente a ver la profecía de la intro cumplida. ¿Recuerdan que el invierno avanzó primero en la intro por Last Hearth, el hogar de la Casa Umber en Winterfell? Bueno. El guiño no era al azar ni tampoco gratuito. La primera casa en caer es la casa del pequeño Umber y nos regalan la escena más terrorífica del episodio de ayer, con el cadáver del pequeño heredero de los Umber colgando de una pared con un montón de extremidades en espiral. Un detalle que se podría tomar a la ligera, sino hubiésemos visto ese símbolo en las cuevas de Rocadragón, Más allá del Muro y junto al árbol donde fue creado el primer Caminante Blanco. ¿Qué significa? El parecido con el blasón de la Casa Targaryen (un dragón de tres cabezas), parece no ser fortuito. ¿O acaso el Rey de la Noche es un Targaryen?

Y como en los detalles está la clave, tampoco es gratis que antes de terminar la nueva intro de "Game of Thrones", el astrolabio se tomase la delicadeza de mostrarnos cuatro dragones. ¿Cuatro? Sí. Cuatro. Lo interesante acá es que Daenerys tenía tres y Aegon el Conquistador también. Entonces, ¿de dónde viene este cuarto dragón? ¿Representa a una bestia en el sentido literal o a cierta persona? Esto es algo que sabremos en el siguiente episodio, que nos ha dejado en ascuas con su espectacular cierre, fiel al estilo de la serie, con un Bran esperando en la puerta de Winterfell a "un viejo amigo" que no resulta ser otro más que Jaime Lannister, el hombre que le lanzó por la ventana y le dio por muerto en aquel primer episodio de la primera temporada. La cara de Jaime al verle esperándole, es la cara de todos. Pantalla en negro, corren los créditos. Game of Thrones está de regreso.

Calificación del episodio: 7/10