Por Eric Corrales |3 de agosto de 2021, 22:32 PM

El impacto desproporcionado que la pandemia de COVID-19 ha ejercido sobre América Latina es innegable, dejando a su paso una crisis saca a la luz una característica propia de la región: la capacidad de adaptación.

Para Sebastián Sack, experto en el negocio de Tecnologías de la Información, las carencias y la crisis se han compensado con creces en la capacidad de improvisación para resistir y responder a los choques”.

A su paso, se ha precipitado una serie de cambios socioeconómicos y tecnológicos que habrían sido impensables en tiempos "normales", y cuya digitalización representa el impacto real y el potencial del llamado "pivote digital" de América Latina;el cambio drástico y concertado hacia las experiencias digitales en casi todos los aspectos de la vida cotidiana, detalla Sack.

“Desde un inicio de la pandemia, la tecnología no solo se convirtió en uno de los mejores aliados en términos económicos, sino que también ha sido un elemento crucial para disparar la participación de costarricenses en el sistema bancario formal”, comenta Ingrid Mora, Gerente General de Costa Rica.

La inclusión financiera es un área en la que América Latina avanza con lentitud, y es que previo a la pandemia, más del 70% de la población no estaba bancarizada” y a cinco meses de la crisis, en octubre de 2020, un estudio de Mastercard reveló que más de 40 millones de latinoamericanos fueron "incluidos" financieramente por medio de diferentes programas desde sus teléfonos móviles. 

Comercio electrónico por default

En otro nivel, el comercio electrónico se ha convertido en una opción por default para los costarricenses; esto en respuesta a la imposición del cierre de negocios y restricciones comerciales, lo que casi duplica la actividad del comercio electrónico de un 45% de penetración al 83% en su punto máximo en Latinoamérica, según el mismo estudio.

Por ejemplo, MercadoLibre, aumentó los niveles de tráfico en un 80% durante el año, hasta más de 130 millones, lo que habría sido inconcebible en tiempos normales”, refiere Sack, vicepresidente de Latam de Softline.

“No sería de extrañar que estos hábitos e indicadores se mantengan más allá de la pandemia y en más tipos de comercios”, añade Ingrid Mora, quien además comenta que en el 2020 en Costa Rica se realizaron 55 millones de transacciones a través de la plataforma digital minorista del banco, lo que representa un asombroso aumento del 787% respecto al año anterior.

Analistas de la Corporación Internacional de Datos (IDC) estiman que para finales de 2021, casi tres cuartas partes de las medianas y grandes empresas de Latinoamérica estarán más cerca de adoptar los servicios en la nube.

Las pruebas del impacto a nivel digital en América Latina son tangibles y es que a nivel regional, según la Asociación Global del Ecosistema Móvil (GMSA), el 72% de todas las conexiones móviles se realizaron a través de smartphones en 2020; para 2025 se espera que esta cifra alcance el 80%.

Sin duda alguna los usuarios de estos dispositivos activaron las descargas de internet y la necesidad de mantenerse conectados a clases, trabajo o bien, con fines de entretenimiento durante el tiempo de confinamiento, aumentó la demanda de una mejor velocidad.

De acuerdo con un análisis comparativo del mercado de las Telecomunicaciones de Costa Rica, realizado por SUTEL, entre el mes de junio del 2019 y junio del 2020, el país paso de 78.417 a 192.996 kilómetros de redes de fibra óptica en todo el país; esto representa un crecimiento del 146,1%. Según datos de la Superintendencia, en el último año las suscripciones de servicios de Internet a través de fibra óptica aumentaron en un 63%.

“Los impactos de la pandemia del COVID-19, en materia de la digitalización, banca, educación, entre otros, son cada vez más palpables en las diferentes industrias; todo ello nos ha llevado a acelerar el desarrollo de nuevos negocios y experiencias en los consumidores”, enfatizó Mora.