5 de julio de 2022, 15:26 PM

Bernal Fonseca /Empresario, comunicador, presentador y productor televisivo.

Repudiable, es un calificativo que se queda corto ante lo ocurrido el pasado sábado 2 de julio en las inmediaciones del Barrio Chino, en la ciudad capital. Marco Calzada, un joven a quien sus personas allegadas y familiares describen como alguien auténtico, "sin doblez", alegre, sano y capaz de hablar con cualquier persona sin importar su condición, fue cobardemente asesinado.

Según las autoridades, 17 cámaras en los alrededores del Barrio La California, la Plaza de la Democracia y el arco del Barrio Chino, han permitido la recreación de los hechos y, por ende, establecer una investigación contra las personas sospechosas. Sin embargo, más allá de la investigación, lo sucedido enciende la alarma por un tema que presenta grandes pendientes en nuestra sociedad, la seguridad.

Usted y yo financiamos la operación de nuestro sistema, a través de impuestos, cargas municipales y otros. La teoría dice que entonces debe existir una percepción tangible de los servicios comunes que sufragamos, pero en la práctica no es así. Las autoridades, mayoritariamente, responden con justificaciones endebles o declaraciones de “casete” para buscar erradicar situaciones de este tipo.

La seguridad no solo se soporta en la Fuerza Pública, Policía Municipal, OIJ u otros adjuntos al Ministerio de Seguridad, pasa también por el Ministerio de Educación Pública, las universidades públicas y privadas, el Ministerio de Salud, los medios o plataformas de comunicación y otros, ¿qué están haciendo para responsabilizarse de su parte en el nivel de sociedad que tenemos?

La educación, por ejemplo. En los centros educativos los niveles de agresión física o psicológica conllevan tener generaciones familiarizadas con la violencia e irrespeto a la vida de otra persona. ¿Qué acciones se están tomando para diagnosticar estas agresiones? ¿Cómo se puede perder el temor de las autoridades educativas para ingresar a los hogares en zonas vulnerables frente a la violencia y quiénes los acompañan?

Otro elemento en el que me quiero concentrar, de los que cité anteriormente, son las plataformas de comunicación, pues creo que no muchas veces nos detenemos a pedir cuentas de ellas.

Siempre he dicho que el consumo de contenido construye una forma de pensar, de interactuar y de ser. Al mismo tiempo, quienes nos rodean, de acuerdo con ese mismo consumo, terminan influyendo en nuestro comportamiento, lo queramos o no.

Hemos normalizado el consumo de la violencia, e inclusive se promueve, sin darnos cuenta de que lo único que provoca es restarle valor a la existencia de una persona entre nosotros. Hoy me pregunto, ¿qué contenidos habrían visto las personas que decidieron perseguir a Marco?, ¿les expuso de tal forma que convirtieron eso en una motivación para actuar de tal manera?

Y creo que me quedaré en el tema del contenido. Las personas que utilizan grandes canales de comunicación en redes sociales, denominados “influencers”, ¿podrán compartir o subir contenido que genere conciencia social sobre el nivel de seguridad en el que nos movemos o si no se les paga “no se sube”? ¡Qué poder transformador tienen en sus manos y qué tan poco valor le han dado!

La seguridad de todas las personas depende de qué consumimos, cómo pensamos, de qué manera lo procesamos y cómo actuamos. Como sociedad estamos llamados a demandar respuestas y soluciones radicales que garanticen una convivencia pacífica, donde todos sumemos desde nuestras trincheras a forjar un ideal alcanzable, el de erradicar la violencia y el actuar de quienes la practican.

Finalmente, quiero enviar un saludo de fortaleza a la familia, amigos y personas allegadas de Marco, pues, aunque estos días y los que han de venir no serán sencillos, me han dado una muestra de lo que significa centrarse en el perdón y la misericordia como valor de convivencia social.

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