15 de junio de 2022, 16:06 PM

MSc. Henry Álvarez/ Consejero familiar y matrimonial, conferencista.

¿Ha escuchado a su hijo decir, tengo miedo, no quiero ir, estoy asustado, hay algo debajo de mi cama, entre otras? ¿De dónde proviene el miedo? ¿Aprenden a tenerlo o es innato? ¿Le ha puesto la atención necesaria a este asunto?

En la actualidad vivimos en una sociedad en que es fácil percibir peligro, por lo cual es común que surjan temores. Es usual ver una pistola, violencia, divorcio, robos, enfermedad, abuso sexual o físico, desastres naturales, y muchos más. Tenga cuidado con lo que están viendo sus hijos en la televisión, vele por los programas que ven.

Podemos preguntarnos ¿de dónde provienen esos temores? Los niños no nacen con miedo, aprenden a temer, lo desarrollan a través de la experiencia, si estos temores no son tratados adecuadamente, pueden abarcar otras situaciones que acarrearían hasta su vida adulta. Algunos padres no se percatan de la causa del temor de su hijo. Los temores de los niños frecuentemente se trasladan y generalizan a otras experiencias.

En ocasiones los padres enseñan a temer a sus hijos, recordemos que aprenden, por ejemplo, y del aprendizaje por imitación. Sin embargo, en ocasiones es importante tener miedo, ya que esta es una habilidad importante que ayuda a protegerse cuando hay un peligro real.

1. Algunos síntomas que usted podría observar si su hijo está sufriendo algún tipo de temor   podían ser:

  • Dificultad para concentrarse.
  • Apatía o hiperactividad.
  • Cambios en el apetito.
  • Orinarse en la cama.
  • Pesadillas.
  • Insomnio.
  • Tartamudeo.
  • Ataques de pánico.
  • Quejas.
  • Patrones obsesivos.

2. Formas en que los padres podrían ayudar a vencer estos miedos son:

  • Hacerles saber que es correcto tener miedo.
  • Que comprendan que tener miedo es algo transitorio.
  • Permitir que hablen sobre sus temores.
  • Que sepan que también es normal no sentir miedo. 

Debemos enfatizar en nuestros hijos, la habilidad del poder de la mente para ser positivos y controlar sus temores.  Memorizar frases y escrituras: que se digan a sí mismos, frases como “no temas”, son un ejercicio que les puede ayudar a ser libres de los temores.

Es importante reconocer cuando es necesario buscar ayuda profesional si el problema de los temores no cesa y se vuelve incontrolable.

Quisiera terminar con esta verdad que encuentro en la palabra de Dios que dice así: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor...” , Juan 3: 18.

El amor de Dios nos da seguridad para superar nuestros temores y poner toda nuestra confianza en el poder y la bondad de nuestro Padre Celestial.