Por Deutsche Welle |17 de diciembre de 2020, 22:05 PM

Una mutación del coronavirus, ahora confirmada en el sur de Gran Bretaña, se está extendiendo de manera más rápida que la variante conocida de COVID-19, según informño el ministro de Salud británico, Matt Hancock. Actualmente, ya hay 1.000 casos de personas infectadas con la mutación.

Pero eso no significa que esta nueva cepa sea más peligrosa, sostiene Hancock. Solo se puede suponer que el actual aumento de nuevas infecciones tiene algo que ver con la nueva variante.

No es inusual que se descubran tales mutaciones. En China, por ejemplo, el país de origen de la pandemia, una nueva variante del patógeno ya circulaba hace seis meses. En el verano boreal, otra cepa se extendió rápidamente desde España hacia Europa. Los virus mutan todo el tiempo, y, en la mayoría de los casos, esas mutaciones tienen poco o ningún impacto.

¿Cómo reacciona el organismo humano a las mutaciones?

Normalmente, el cuerpo humano es perfectamente capaz de protegerse contra los virus. Produce anticuerpos que lo defienden de ataques virales y lo hacen inmune al patógeno. Sin embargo, si el virus ya ha mutado y los anticuerpos formados están programados para una versión más antigua de este, entonces esos anticuerpos son significativamente menos efectivos.

Por esa misma razón es que nos resfriamos regularmente. Nuestro cuerpo ya ha formado anticuerpos para los resfriados anteriores, pero aún no hemos formado nuevos anticuerpos para el patógeno recién mutado.

Sin embargo, no hay razón para entrar en pánico, porque un virus no necesariamente se vuelve más peligroso a través de una mutación. Algunas mutaciones también pueden debilitar significativamente a los virus.

¿Cómo se producen las mutaciones de los virus?

Cuando el cuerpo humano desarrolla anticuerpos contra un virus, impidiendo así un brote de enfermedad, ese virus debe cambiar su capa cobertora para no ser reconocido por los anticuerpos y las células inmunes. Por lo tanto, para sobrevivir, un virus debe modificar sus proteínas externas y desarrollar nuevas cepas.

Para reproducirse, los virus utilizan una célula anfitriona. Cuando los virus infectan una célula anfitriona de ese tipo, introducen la información genética de su núcleo en la célula infectada. De esa manera, las células del cuerpo reproducen millones de copias del virus. Sin embargo, en cada una de esas reproducciones se producen pequeños errores de copiado, y cada uno de esos errores también cambia el código genético del virus, es decir, que este muta.

¿Por qué la nueva variante se puede propagar de manera más rápida?

El virus del SARS-CoV-2, responsable del COVID-19 es, como todos los coronavirus, un virus ARN con una tasa de mutación de casi una mutación por mes. Estas diferentes variantes también explican por qué un patógeno desencadena olas de infección de diversa gravedad en ciertas regiones del mundo, y por qué las infecciones también pueden desarrollarse de manera muy distinta en cada persona.

La nueva variante registrada en Gran Bretaña presenta varias mutaciones en la proteína de punta del coronavirus: debido a la llamada deleción de genes le faltan dos aminoácidos, lo que puede facilitar la propagación del virus.

Ya se había observado una deleción similar en Asia hace algunos meses. Allí, empero, la variante mutada del SARS-CoV-2 causó infecciones más leves porque aparentemente debilitó el coronavirus.

¿Son las nuevas vacunas ineficaces ante esa mutación?

El Reino Unido fue el primer país de Europa occidental en comenzar una campaña de vacunación a gran escala. Sin embargo, la mutación recientemente registrada no hace que las nuevas vacunas sean ineficaces. Todas estas vacunas están diseñadas para codificar la información de la proteína de punta del coronavirus, de manera que estimule nuestro sistema inmunológico a pesar de la mutación.

Afortunadamente, se necesitan más que unas pocas mutaciones para que un virus altere sus proteínas y pueda eludir la protección inmunológica.

(gg/cp)