Por Natalia Jiménez Segura |17 de septiembre de 2021, 6:26 AM

David Velázquez Gutiérrez, un guanacasteco de 28 años, se infectó de COVID-19 y vivió la experiencia más complicada de su vida.

Estuvo siete meses hospitalizado en diferentes unidades por complicaciones relacionadas con la enfermedad, de los cuales cinco estuvo en coma inducido.

El joven cuenta que su historia inició en diciembre del 2020, cuando su papá dio positivo por el virus. Él se encargó de llevarlo al hospital, donde estuvo internado durante 15 días por complicaciones relacionadas con el COVID-19. El día que su papá finalmente volvió a casa, David empezó a sentirse mal. 

El 26 de diciembre, David se puso mal y fue llevado al hospital con problemas de respiración, tos y fiebre: estaba contagiado.

“El panorama parecía favorable, todo indicaba que me iba a recuperar bien, pero no fue así, sucedió todo lo contrario. Me detectaron una neumonía y eso se complicó a una fibrosis pulmonar. Me entubaron y le pusieron una membrana para que pudiera respirar”, contó Velásquez.

Días después llamaron a su familia para que estuvieran preparados. Todo parecía que David no llegaría ni al día siguiente. 

"Llamaron a mi mamá para decirle que alistara todo lo de la ceremonia fúnebre porque yo probablemente no iba a despertar el día siguiente. Para mi familia fue duro, yo no tengo noción de eso porque estaba en coma inducido desde el 6 de enero hasta mayo”, añadió.

Lo pasaron al Hospital Rafael Ángel Calderón Guardia con un pulmón artificial, pero jamás se imaginó que esa sería su casa por los próximos siete meses.

Asegura que para él ese tiempo fue como un sueño profundo, no tiene ningún recuerdo. En su internamiento tuvo un infarto donde, según cuenta, estuvo muerto durante varios minutos.

"Tuve mil y un bacterias que me mantuvieron aislado en un cuarto completamente solo con une enfermero por turno durante seis meses. Hasta julio me trasladaron a un salón común con otros pacientes", añadió.

En ese tiempo le indicaron a sus padres que tenía solamente 5% de probabilidades de sobrevivir, y esto sería con un trasplante de pulmón. 

Sin embargo, todo cambió. El 11 de junio lo desconectaron de la respiración artificial y empezó a utilizar sus propios pulmones.

David contó, durante la entrevista en el espacio "Desde adentro" de la CCSS, que ese es un día que jamás olvidará. "De ahora en adelante voy a celebrar dos cumpleaños: mi nacimiento el 21 de febrero y el 11 de junio, el día que me desconectaron de la máquina y volví a nacer".

“Ni en cinco vidas más podría cubrir todos los gastos médicos que se me brindaron en cuanto a estadía, medicamentos, alimentación, ele quipo que se utilizó para que yo pudiera estar contando esta historia", añadió el paciente.

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