Por Teletica.com Redacción 23 de septiembre de 2025, 10:08 AM

En el día a día, muchos dueños de mascotas usan los términos “emergencia” y “urgencia” como si fueran lo mismo. Sin embargo, en medicina veterinaria existe una diferencia fundamental que puede determinar la forma en que se responde ante un problema de salud y, en algunos casos, salvar la vida del animal. 

Una emergencia ocurre cuando la vida del animal corre un riesgo inminente y requiere atención veterinaria inmediata. Algunos ejemplos son un atropello con hemorragia, dificultad respiratoria severa, convulsiones prolongadas, intoxicaciones o un paro cardiorrespiratorio. En estas situaciones, cada segundo cuenta y el traslado a una clínica veterinaria debe hacerse sin demora.

Por otro lado, una urgencia es una condición que, si bien necesita atención rápida, no pone en peligro la vida de manera inmediata. Se pueden incluir heridas leves, vómitos persistentes, diarrea con signos de deshidratación, fiebre elevada, dolor intenso o fracturas cerradas. Aunque no exigen la misma inmediatez que una emergencia, requieren valoración pronta para evitar complicaciones.

En la práctica, muchos dueños llegan a las clínicas veterinarias con casos que consideran emergencias, cuando en realidad se trata de una urgencia. Esto obliga al equipo médico a clasificar la gravedad, lo que en ocasiones genera molestia en los dueños, un aspecto que debe manejarse con calma para no aumentar el estrés en la mascota.

Comprender esta diferencia no solo permite a los tutores tomar mejores decisiones, también ayuda a que los recursos de las clínicas se utilicen con mayor eficiencia, garantizando que los casos más graves sean atendidos primero.

Saber distinguir entre una emergencia y una urgencia puede parecer superfluo, pero en la salud de las mascotas es una diferencia crucial. Una reacción informada y oportuna puede significar salvar una vida o lamentar una pérdida.

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