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Nudo y mudos

Nuestra Patria ha sido convertida es un enorme nudo apretado por ochenta y seis partidos mudos

22 de octubre de 2015, 4:57 AM

Nuestra esencial Costa Rica es un país nudo. Nuestro logo nacional debería ser un demencial nudo de nudos. Nuestra Patria ha sido convertida es un enorme nudo apretado por ochenta y seis partidos mudos.

Nudo constitucional principió a enredarse desde 1949, cuando nuestros antepasados aprobaron una leve y reñida reforma a la carta magna de 1871, es decir, las normas fundamentales que nos rigen están por cumplir ciento cuarenta y cuatro años, pequeñas reformas aparte y claro está, incluidas las tremendas decisiones erga omnes de la magistratura salacuartesca. Tenemos siete provincias que no funcionan, ochenta y un cantones que ni siquiera saben gastar sus presupuestos. Una añeja organización y división de poderes. Derechos a la seguridad, la salud y la educación tenuemente protegidos. Y una estructura estatal amorfa e inoperante que succiona sus fuerzas al pueblo. 

Nudo legal. Nuestro ordenamiento jurídico está amarrado por 19.723 leyes, 9.590 reglamentos, 28.619 decretos y 18.171 normas que hace tiempo debieron ser derogadas. Las leyes costarricenses en vez de ser impulso para el progreso y la justicia, son pesado lastre sobre las espaldas de nuestro pueblo.

Nudo de la salud. Las poderosas hebras de la corrupción institucional y hospitalaria,  se han reflejado en la cantidad de escándalos conocidos en lo que va de este siglo y recientemente en los grandes fraudes con las prótesis ortopédicas, los biombos otorrinolaringológicos, la venta de sangre donada, las cirugías bariátricas, los pacientes fantasmas extranjeros, el escándalo de radioterapia y lo más grave el desprecio por los derechos de los asegurados.

Nudo político.  Los hilos de ochenta y seis partidos inscritos en el Tribunal Supremo de Elección, trenzados alrededor de la millonaria deuda política.  Catorce mil millones de colones despilfarrados en la campaña electoral anterior.  El dineral que tiraremos en las próximas elecciones municipales. La baja calidad ética y profesional de la mayor parte de los candidatos escogidos por los pequeños grupos dirigentes. Nada de creatividad, nada de imaginación. Silencio y complicidad militante frente a la corrupción. Incapacidad total para buscar soluciones serias a los problemas que aquejan a la sociedad civil.

Nudo delictivo. La mortandad de la guerra entre mafias y el sangrerío que tiñe de dolor nuestras calles, la impunidad que impulsa a los maleantes y la tranquilidad de la nobleza burocrática judicial. La alcahuetería propiciada por un Poder Judicial incompetente, perezoso y carísimo queda dibujada en la herrumbrada justicia que entristece los palacios tribunalicios.

Nudos corredizos: ético, económico y educativo, merecen un comentario aparte, como será la columna de los ochenta y seis mudos.