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Hospital Calderón Guardia: ¡Incendiado dos veces!

Ahora, el incendio de la corrupción consume día a día a Calderón Guardia. Los integrantes de Junta Directiva de la Caja han cambiado tres veces, salvó una o dos excepciones. La presidencia ejecutiva ha sido ocupada por cuatro funcionarios. La dirección del hospital no tuvo las agallas para impulsar la reconstrucción.

10 de julio de 2015, 5:23 AM

La madrugada del 12 de julio del 2005 llenó de fuego y muerte al hospital Calderón Guardia: 19 víctimas fallecieron carbonizadas, un antiguo edificio -construido en 1943-  fue arrasado por las llamas, cientos de camas perdidas que nunca fueron recuperadas. La tragedia fue espantosa.  

Hubo un juicio en los tribunales y un individuo fue condenado como autor de ese crimen.  Así se cerró el caso en la justicia penal.

Ha pasado un decenio y esa torre nunca fue construida. Hablaron de un presupuesto inicial de doscientos millones de dólares para reponer esa importante sección hospitalaria.  

La incompetente burocracia del Seguro Social no pudo resolver el problema. Errores imperdonables en la tramitación del proyecto. Irresponsabilidad y charlatanería de los altos jerarcas. Ciento veinte meses no bastaron a la burocracia  para cumplir con sus deberes.  

Ahora, el incendio de la corrupción consume día a día a Calderón Guardia.  Los integrantes de Junta Directiva de la Caja han cambiado tres veces, salvó una o dos excepciones.

La presidencia ejecutiva ha sido ocupada por cuatro funcionarios.  La dirección del hospital no tuvo las agallas para impulsar la reconstrucción. El desastre institucional que existió durante ese período es el antecedente del caos y la criminalidad que imperan hoy día frente a la fría mirada de los interventores. 

Dos lustros son el triple del tiempo necesario para planear, ejecutar y concluir una obra de esta importancia. Pero tal desastre administrativo no es único en esta república dirigida por una caterva de vagabundos y sinvergüenzas.

La cúpula judicial lleva ocho años redactando una nueva ley orgánica para ese poder.  El "puente de la platina" es el icono indiscutible de las estupideces y chancadas con las que se luce la clase política criolla. Nadie rInde cuentas.  Nadie pide cuentas.  La noble casta que dirige la Contraloría, el Ministerio Público y la Procuraduría ni se inmuta.  

Los 19 pacientes que perdieron la vida, calcinados aquella espantosa madrugada de hace diez años, son apenas una pequeña muestra de la triple victimización que sufre la sociedad civil costarricense. Somos víctimas de los delincuentes,  somos víctimas de la burocracia y somos víctimas de los partidos políticos, autores y cómplices del desastre actual.  

Si contáramos con los datos reales podríamos conocer las centenas de asegurados que han muerto a consecuencia de la corrupción, la vagabundería y la indiferencia de los dirigentes políticos del Seguro Social.

Los niveles incendiarios de la corrupción hospitalaria son infernales, mientras la cobarde pereza de los encargados de controlar el desastre y de perseguir a los pillos es sorprendente.  

Transplantes ilegales de órganos.  Venta de sangre a la medicina privada.  Falsificación de facturas de prótesis ortopédicas por millones de dólares. Biombos millonarios con pacientes anónimos.  Negocios sucios con medicamentos. Son algunos ejemplos de los crímenes que queman a diario ese hospital... y nadie dice nada.  

Los territorios de los capos con gabacha son inviolables. Los matones médicos mafiosos son intocables. La ley del silencio impera y el terror de la inmensa mayoría de los funcionarios es el combustible que aviva el corrupto fuego que destruye la seguridad social, aumenta las listas de espera y entierra a cientos de pacientes desatendidos.

Diez años después del incendio del hospital, todo sigue igual. No pasa nada. Los partidos políticos están en coma corrupto.