Por BBC News Mundo |27 de abril de 2018, 5:24 AM

En reuniones familiares, restaurantes o fiestas, especialmente en barrios de clase media o alta de las grandes ciudades mexicanas, no es difícil encontrar a personas que dicen que no votarán por Andrés Manuel López Obrador.

Es el candidato de la coalición izquierdista Juntos Haremos Historia y busca por tercera vez ganar las elecciones presidenciales en México.

Lo que llama la atención son las razones que dan muchos de ellos para no apoyar a quien cuenta con una enorme base de apoyo entre los electores y desde el inicio de la contienda encabeza todas las encuestas: dicen, entre otras cosas, que defiende políticas radicales y que sus seguidores "son nacos".

En México esa es una forma despectiva de llamar a personas con poca educación y mal gusto.

La "Pejefobia" es un concepto acuñado por el investigador Hernán Gómez Barrera, del Instituto Mora.

Describe el miedo al "Peje", mote con el que se conoce a López Obrador por el pez llamado pejelagarto, que habita en el estado de Tabasco, donde nació el candidato.

Las descalificaciones hacia López Obrador aumentan conforme avanza en las encuestas, algunas de las cuales le ubican primero con un promedio de 43 puntos porcentuales.

Pero a diferencia de otras elecciones, ahora las reacciones en contra la "Pejefobia" aparecen casi de inmediato.

El debate presidencial ha sido uno de los más vistos en México.
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El reciente debate presidencial ha sido uno de los más vistos en México.

Por ejemplo, en las redes sociales, donde con etiquetas como #AMLOVE los seguidores de López Obrador suelen contrarrestar las críticas hacia el candidato.

Es una estrategia que resultó efectiva en el primer debate de los aspirantes a la presidencia mexicana el pasado 22 de abril.

El candidato de Juntos Haremos Historia fue el más mencionado en Twitter: más de un millón de mensajes hablaron de él, según la consultora Narrative.Tech.

Clasismo y discriminación

Detrás de la "Pejefobia" existe un sentimiento "irracional de exaltado desprecio, antes que una postura política razonada" dice el investigador Gómez Barrera.

Se ve en internet, donde los cuestionamientos al candidato de la izquierda suelen acompañarse de insultos y descalificaciones.

"Una gran cantidad de argumentos y opiniones tienen una carga pasional muy fuerte", explica el académico a BBC Mundo.

"Se refieren a cuestiones como que López Obrador es inculto y habla mal; se burlan de su acento sureño o de que sea alguien que no estudió en universidades extranjeras".

Y es que el candidato de izquierdas nació en el pueblo de Tepetitlán, en Tabasco (sureste de México).

Sus padres tenían una pequeña tienda en esa localidad, en la que la principal fuente de ingresos es agricultura y que cuenta con algunos ranchos ganaderos.

López Obrador siempre estudio en escuelas públicas y se graduó en la carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En los inicios de su carrera política trabajó en comunidades indígenas.

Su labor con los más desfavorecidos ha sido una constante a lo largo de su carrera e incluso en 2006, durante la primera contienda presidencial en la que participó, uno de sus lemas fue "Primero los pobres".

Esa es una de las facetas que más critican sus detractores, además de el hecho de que, aunque terminó la carrera en 1976, no obtuvo su título hasta 1987.

Ese un dato que suele recordarse cuando el candidato aborda temas de educación en su campaña.

Racismo

Hay quienes también lo cuestionan por su color de piel.

Y es que la "Pejefobia" tiene un alto contenido de discriminación y clasismo, que es uno de los rasgos de la sociedad mexicana, dice Gómez Barrera.

Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi) de México, el 72% de los ciudadanos reconoce que hay racismo en el país.

Y poco más de la mitad, el 55%, dice que en México suele insultarse a las personas por el color de su piel. Eso son elementos que influyen en los procesos electorales como el de 2018.

"La Pejefobia es un fenómeno preocupante, es un sentimiento irracional", asegura Gómez Barrera.

Según él, el fondo del problema es el temor de algunos, sobre todo entre las clases alta y media, a que gobierne una persona "de procedencia social baja o relativamente humilde".

La creencia generalizada, añade, es que gobernar el país es un tema reservado para las élites.

pantalla con López Obrador
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Los seguidores López Obrador son muchas veces cuestionados en México.

Nuevos aliados

Pero en la contienda presidencial también dejan oír su voz con fuerza los que apoyan a López Obrador.

Uno de los espacios donde se nota es en redes sociales como Twitter, donde etiquetas como #AMLOVE, #AMLO o #UniversitariosconAMLO han sido de las más vistas y repetidas en los últimos meses.

Días antes del debate de candidatos, por ejemplo, cientos de estudiantes de universidades difundieron videos de apoyo a López Obrador.

Y el respaldo al candidato también se nota en las calles.

En eventos realizados en poblaciones del norte del país como Monterrey o Ciudad Juárez, López Obrador logró llenar plazas con miles de simpatizantes.

Son zonas que en las en contiendas anteriores la votación le fue muy desfavorable.

Ahora, incluso, tiene el apoyo de empresarios que en el pasado se le opusieron.

Además, en los últimos meses a la campaña de López Obrador se sumaron personajes que fueron sus adversarios.

Un ejemplo es Germán Martínez, quien fue cercano colaborador del expresidente Felipe Calderón.

manifestación
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Los cuestionamientos contra López Obrador tienen un alto contenido de discriminación y clasismo.

Otro es la senadora Gabriela Cuevas, exmilitante del Partido Acción Nacional (PAN), y quien en 2005 tuvo un papel central en el proceso para retirar el fuero a López Obrador, entonces jefe de Gobierno de la capital mexicana.

"El beneficio de la duda"

Quizás donde más se deja sentir la "Pejefobia" es en el mundo de las empresas y las finanzas, donde algunos han expresado su miedo de que López Obrador sea elegido presidente de México.

Por ejemplo, el estudio "Perspectiva y política electoral 2018" del grupo financiero Citibanamex, advierte que con la victoria del candidato de izquierdas podría ocurrir "shock económico inicial", habría "menor disciplina" en las finanzas públicas y caería "el peso de las reformas estructurales" como la energética y de telecomunicaciones.

Raymundo Tenorio Aguilar, director de la carrera de Economía del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) en Santa Fe, cree que si gana López Obrador estaría obligado a cumplir sus compromisos electorales.

"Tiene que cumplirle a su base, por eso la probabilidad de que realice sus promesas es muy alta", dice a BBC Mundo.

Una de sus promesas más controvertidas es cancelar la construcción del nuevo aeropuerto internacional de Ciudad de México, un proyecto con un coste de más de US$11.000 millones y que cuenta con el apoyo del multimillonario Carlos Slim.

De ahí el miedo en algunos círculos financieros y empresariales.

Pero no todos tienen un a visión tan negativa.

En el estudio "México: frente a 100 días de incertidumbre y potencial drama", la calificadora Goldman Sachs analizó el momento que vive el país.

En él se dice que, aunque están nerviosos, los inversionistas no han "sobrerreaccionado" frente al candidato de la izquierda.

"Es decir, a pesar de la retórica que a menudo es poco amistosa para la inversión y el mercado, los mercados parecen inclinados en esta etapa a dar a una posible administración de López Obrador el beneficio de la duda".

Propaganda negativa

Lo cierto es que no sólo hay temor a una presidencia de López Obrador entre los empresarios.

Muchas personas de clase media, por ejemplo, creen que las políticas de izquierda del candidato son similares a las del fallecido expresidente de Venezuela Hugo Chávez.

También piensan que con sus mensajes incita a actos violento, quizás porque creyeron la propaganda negativa que acompaña a López Obrador desde hace más de una década.

En las elecciones presidenciales de 2006 fue acusado de ser "un peligro para México" e incluso en mensajes de televisión y radio se difundió la idea de que si ganaba la contienda confiscaría casas y empresas.

Esta propaganda, que López Obrador llama "guerra sucia", se mantiene desde entonces y ahora empieza a agudizarse.

Por ejemplo los directivos de algunas empresas, como Aeroméxico, piden a sus empleados que "no voten enojados", en lo que algunos interpretan como una alusión al candidato de izquierdas.

También hay lugares en los que se reparten octavillas en las que se advierte que López Obrador pretende cancelar el culto católico y cerrar todas las iglesias.

Esta "guerra sucia" contra el candidato de Juntos Haremos Historia es para algunos una estrategia desesperada de sus adversarios para evitar que llegue al poder.

Estamos sin duda frente a una de las contiendas presidenciales más competidas e inusuales de la historia reciente.

Algunos como Gómez Barrera, destacan que lo que la caracteriza es la intensidad con la que se vive, tanto entre quienes simpatizan con López Obrador como entre los que se oponen a él.

Falta poco más de dos meses para las presidenciales del 1 de julio y, a pesar de lo que dicen ahora las encuestas, los especialistas recuerdan que la moneda sigue en el aire.