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Cómo una pequeña deuda acabó con la vida de mi padre

Nigel Hurst no pagó una tasa municipal, lo que generó una deuda que no paró de crecer hasta alcanzar un monto que él era incapaz de asumir. Lo guardó en secreto y no pidió consejo.

Por BBC News Mundo |26 de septiembre de 2018, 2:51 AM
Jessica en la puerta de la casa de su padre
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Jessica Hurst no supo que su padre tenía problemas financieros hasta después de que él se suicidara.

Hace un año, la estudiante de música Jessica Hurst recibió la noticia de que su padre había muerto a los 56 años. Luego, descubrió que se había suicidado tras haberse endeudado.

Como esta joven de 25 años explica en el siguiente texto, todo comenzó con una deuda relativamente pequeña por no haber pagado una tasa municipal. Pero esta se multiplicó después de que la municipalidad forzara a su progenitor, Nigel Hurst, a declararse en bancarrota.


Era el miércoles 4 de octubre de 2017. Yo estaba mirando mi Facebook durante un corto descanso de mi ensayo de ópera cuando vi que mi padre había publicado las palabras: "Buenas noches, dulce mundo". Me dije a mí misma: "Esto es raro". Así que le dejé un comentario: "¿Te han hackeado? Lol" y no pensé más en el asunto.

Muchas horas después, una vez que mi ensayo acabó, vi muchas llamadas perdidas de mi madre y de mi abuela en mi celular. Recuerdo que caminé por el pasillo y respondí a una llamada de mi madre, que me dijo: "¿Dónde estás, querida?"

"Acabo de terminar de ensayar, ¿por qué?", le respondí.

"Tu padre ya no está", me dijo.

Mis piernas me fallaron y caí al suelo.

Ese día un agente judicial había encontrado a mi padre en nuestro hogar, en Cumbria, al noroeste de Inglaterra.

Nigel Hurst con sus dos hijas
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Nigel Hurst le dejó una nota a sus dos hijas diciéndoles que la decisión de suicidarse no tenía nada que ver con ellas.

Pocos días después, conocí al policía que había estado de guardia en ese momento. Rompí en llanto cuando describió cómo se suicidó mi padre: el agente judicialhabía ido a la casa a desahuciarlo porque no había pagado una deuda.

Mi padre le había dejado una carta al inicio de las escaleras que decía: "Estoy arriba, en la primera habitación a la izquierda".

También nos había dejado una nota a mí y a mi hermana.

"Jess y Sally, me rompe el corazón escribir esto. Esta decisión no tiene nada que ver con ustedes. Las quiero con todo mi corazón. He sido tan infeliz en mi vida personal durante tanto tiempo que no puedo seguir adelante. Ahora que estoy a punto de perder tanto mi casa como mi respeto propio, he decidido irme".

Fue la primera casa de mis padres cuando se casaron y donde mi hermana y yo crecimos. El lugar está lleno de recuerdos felices: de cuando veíamos televisión juntos sobre el antiguo sofá y cuando nos reuníamos en la mesa con otros familiares para las cenas de Navidad.

Una enfermedad y un divorcio

Hace unos 15 años, mis padres se divorciaron y mi papá tuvo que ser llevado al hospital de urgencia debido a un tumor que se reventó en su riñón. Le dieron 12 meses de vida y un 15% de posibilidades de sobrevivir.

Aunque pudo lidiar exitosamente con su cáncer, el tratamiento fue doloroso y agotador. También le tuvo que pagar a mi madre unos US$47.000 como parte del acuerdo de divorcio y unos US$260 al mes para mi manutención y la de mi hermana.

Nigel Hurst y Jessica
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Nigel Hurst con Jessica cuando ella era pequeña.

Pese a su enfermedad y al divorcio, mi padre era una persona alegre: tenía un gran sentido del humor y siempre veía el lado positivo de los problemas.

Le hacía de pañuelo a sus amigos, que le contaban sus problemas y él les aconsejaba. Organizaba eventos como fogatas y barbacoas en la comunidad y le encantaba el críquet, el rugby y el bar del pueblo. Trabajaba duro como consultor de ventas especializado en el cuidado del suelo.

Mi hermana y yo nos reunimos con el funcionario para ver la casa. "Les va a impactar", nos dijo.

Dentro, encontré cartas sobre la bancarrota, otras del juzgado y más notificaciones sobre las mesas, la cocina y amontonadas en bolsas del supermercado.

Las leí todas una por una.

Hasta que falleció, no me había dado cuenta de que mi padre estaba endeudado y, menos aún, en bancarrota.

Tres días antes de su muerte me había ayudado a mudarme a un departamento en Glasgow, donde estaba lista para comenzar mi segundo año de máster. Se quedó todo el día, ayudándome a desempacar y me llamó tres veces mientras viajaba de regreso a casa. Fue la última vez que lo vi.

Nunca dejó de ayudarnos económicamente a mi hermana y a mí, incluso si, según descubrí, llevaba 10 años endeudándose.

Jessica frente a la casa
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BDO le ha reducido la deuda a Jessica y su hermana.

Todo empezó en 2008, cuando no pagó una tasa municipal.

No consiguió llegar a un acuerdo con la Municipalidad Distrital de South Lakeland, que le pasó la cuenta de un año entero por adelantado. Esto incrementó la deuda acerca de US$2.000.

Durante los años siguientes, la suma creció y mi padre pasó apuros para llegar a fin de mes.

En 2012, ya le debía al gobierno local unos US$12.200. Junto a otras pequeñas deudas que tenía con American Express, el banco HSBC y la compañía proveedora de agua, el total ascendía a unosUS$15.400.

Fue entonces cuando la municipalidad solicitó que mi padre se declarara en bancarrota. La Corte del Condado Barrow-in-Furness se lo concedió el 10 de marzo de 2014. Desde ese momento, la deuda se incrementó a un paso increíble.

Los intereses y los cobros de la consultora BDO, que fue nombrada su administradora de quiebra, dispararon el monto de la deuda por encima de los US$20.000.

Durante los tres años siguientes, mi padre le pagó cerca de US$20.000 a BDO pero en ese tiempo, el dinero que la consultora cobraba por sus servicios ya había superado los US$90.000.

Deuda
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La declaratoria de bancarrota hizo que la deuda se disparara.

Lamentablemente, mi padre nunca buscó consejo financiero y nunca comentó nada conmigo ni con mi hermana. Era una persona muy reservada y hubiese considerado un fracaso el pedir ayuda. Creo que escondió su cabeza en la arena, puso las cartas a un lado e intentó seguir con su vida como si no pasara nada.

Mientras tanto, la municipalidad se limitó a seguir enviando cartas. La primera persona que acudió a la casa a intentar hablar con mi padre sobre su deuda fue un agente judicial y, después de la bancarrota, la suma se disparó y se convirtió en una que él no iba a poder pagar nunca.


¿Cómo creció tanto la deuda?

  • Al momento de declarar la bancarrota, se sumaron intereses anuales del 8%.
  • BDO cobró US$30.200 por el tiempo dedicado y cerca de US$14.500 por las costas.
  • Cargos administrativos que impuso el gobierno británico: US$13.100
  • US$7.200 en honorarios de agentes encargados de cambiar cerraduras, cortar la electricidad y el agua y visitar la propiedad para tasarla.

A diferencia de mi padre, yo sí busqué consejo. Llamé a instituciones que ayudan a gente con deudas y me dijeron que nuestro caso era inusual y que eso significaba que yo debía tener los datos equivocados.

Más tarde, decidí llamar a mi congresista local, Tim Farron, que se comunicó con la Municipalidad Distrital de South Lakeland, que posteriormente se puso en contacto con BDO. El agente judicial me dijo que esperaría a que yo acabase mi máster para desocupar la casa.

Al poco tiempo, BDO me dijo que estaba dispuesta a reducir la deuda de mi padre a unos US$47.100. Luego la recortaron a US$33.000. Parecía que estuviésemos regateando. Si hubiesen negociado con mi padre, tal vez todavía estaría con nosotros.

Deuda
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Nigel no contestó a muchas de las cartas vinculadas a su deuda.

Esta deuda nueva y reducida es todavía una suma que mi hermana y yo no podemos pagar. Yo soy estudiante y ella no tiene trabajo. Tampoco podemos permitirnos un consejero legal, así que parece que no solo perderemos a nuestro padre sino también la casa en la que crecimos.

Y me gustaría saber por qué la municipalidad decidió llevar a mi padre por la ruta de la bancarrota cuando había otras opciones.

Entiendo que mi padre no respondió a las cartas y que eso debe haber sido frustrante. Pero si un cliente ha sido un buen ciudadano, pagado sus impuestos toda su vida y de repente deja de hacerlo, es porque algo no va bien. Creo que, en este tipo de casos, la municipalidad debe intentar contactar a esa persona.

Tristemente, las tasas de suicidio entre los hombres mayores de 50 están aumentando. Esta es una generación para la que no siempre resulta fácil hablar sobre sus problemas. Hay que tomar conciencia de esto e intentar hablar con ellos, sino situaciones como esta se repetirán.

Ningún joven debe quedarse sin su padre por una deuda de unos cuantos miles de dólares.


Michael Fisher, un representante de la Municipalidad Distrital de South Lakeland le dijo a la BBC: "Ahora que conocemos al completo la situación del señor Hurst, lamentamos haber iniciado el proceso de bancarrota. No hubiéramos tomado estas medidas si hubiéramos sabido estos detalles. El señor Hurst no cooperóy el motivo por el que sus costas son tan altas se debe a la cantidad de tiempo y esfuerzo dedicado a intentar recuperar los importes pendientes. En realidad, creo que el caso del señor Hurstnos enseña a todos una lección: si alguien está pasando por dificultades financieras, debe hablar con sus acreedores a la primera oportunidad que se le presente. Mientras antes hable con ellos, más fácil será resolver el problema. No creo que mirar hacia otro lado sea la solución".

BDO dijo que mantienen "registros detallados" de cada uno de sus casos y que muchos de los cargos en la cuenta de Nigel Hurs se debieron a "asuntos legales y normativos" que no necesariamente les beneficiaba a ellos. Ahora han ofrecido no cobrar sus honorarios en el caso de los Hurst.


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