Por Teletica.com Redacción |13 de mayo de 2017, 10:00 AM

Los Golden State Warriors deben ganar cuatro partidos en las finales de la Conferencia Oeste de la NBA para poder luchar por su segundo título en tres años. Ante ellos estarán los Spurs de San Antonio y el entrenador Gregg Popovich, que buscará construir una muralla infranqueable para evitarlo.

Los favoritos son, sin lugar a duda, los Warriors que cuentan con Stephen Curry, Kevin Durant, Klay Thompson y Draymond Green, cuatro de los mejores 20 jugadores de la NBA.

Los Warriors vienen de barrer en los playoffs a los Portland Trail Blazers y al Utah Jazz, mientras que los Spurs dejaron a atrás  los Grizllies de Memphis y a los Houston Rockets en seis juegos.

Hasta la fecha Golden State solo ha jugado ocho partidos, mientas que los de San Antonio llevan doce cotejos, por lo que el duelo de este domingo será entre un quinteto descansado y no que viene saliendo de una serie complicada.

Pero las penurias de los Spurs no quedan allí.

La franquicia es liderada por Kawhi Anthony Leonard. En esta campaña el egresado de san Diego State se ha convertido en un arma letal al ataque y uno de los mejores defensores de la liga.

En el quinto juego contra los Rockets Leonard salió lesionado y no estuvo el jueves pasado en la victoria final contra los Rockets.

El otro líder del equipo es Tony Parker, quien sufrió una lesión que puso fin a su temporada y además genera dudas sobre el resto de su carrera.

Otra pieza vital en el engranaje de los Spurs es el argentino Emanuel David "Manu" Ginóbili, que con 39 años es el jugador más viejo de la planilla.

Paul Gasol y LaMarcus Aldridge son también jugadores claves, con el español viendo sus mejores años en el retrovisor y un Aldridge que podría tener problemas ante el ataque rápido de los Warriors.

Del lado de los Warriors todo camina de maravilla.

No hay lesiones, Durant y Curry son de los anotadores más versátiles de la historia de la NBA, Thompson es uno de los mejores tiradores de la historia y Green se ha convertido en una fuerza defensiva y clave en el ataque.

En el papel el futuro se ve obscuro, pero Popovich, consagrado ya como uno de los mejores entrenadores de la historia, sabe que se enfrenta a un reto mayúsculo y eso tiende a sacar lo mejor de él.