POR Ginnés Rodríguez | 12 de noviembre de 2013, 12:29 PM

¿Quién no disfruta de un sabroso aguadulce calientito, sobretodo en esta época? Detrás de un buen aguadulce, están los trapicheros y su dulce oficio que resiste a quedar olvidado. No importa si se llegaba en yunta o a pasito lento. Todos en Juan Viñas estaban invitados a una celebración de lujo. Celebraban a los amos y señores de la caña, a los trapicheros. Que fuera día de fiesta, no significaba que fuera de descanso. Al contrario, había que socar bien las tuercas, porque la dulzura tenía que alcanzar para todos.