POR Sasha Campbell | 3 de abril de 2014, 4:40 AM

Cuando las cosas se desean de verdad, nunca es tarde para hacerlas. Esa es la historia de Jacqueline Córdoba, una talentosísima artista plástica que esperó el momento justo para dedicarse a su arte y hoy vende sus obras por pedido y expone en diferentes lugares del país.

“Siempre me ha gustado mucho el arte, lo que pasa es que uno no tenía los medios para estudiar eso, entonces estudié en técnico, empecé a trabajar, me casé, tuve hijos y cuando ellos entraron al colegio, yo entré a la universidad”, dijo la escultora.

Están hechas de mármol nacional, de madera y de piedras de río, las obras de Jacqueline cuentan historias.

“Las obras entran en lo que son llamadas abstracción orgánica, es decir, obras que son basadas en la naturaleza en todas las formas orgánicas, en la curvas el movimiento como si fuera la naturaleza; pero no es algo figurativo o realistam, sino más bien abstracto”, dijo Jacquelin.

Es sencillo, usted se imagina lo que desea y se lo explica a Jacqueline, ella lo dibuja, luego hace una pequeña maqueta y finalmente la obra en el tamaño real. O simplemente elige de la gran variedad de pinturas y esculturas que ya tiene listas para la venta.

“Muchas de las esculturas se han ido al extranjero con diplomáticos, como para Canadá o Venezuela. Trabajo mucho el espacio negativo de la escultura porque para mí es esa parte interna, la espiritual de todo”, explicó la artista nacional.

Esta escultora, además de disfrutar su arte, crea piezas de todo tipo y las muestra en todo el país. Hay piezas de todos los tamaños y de todos los estilos con variedad de precios.  

“Para mí, si no hago esto no me siento que estoy viviendo. Es parte de ser Jacquelin, si no lo hago no soy yo”, concluyó la escultora.

Con cincel, lija o motosierra, no hay límite si se trata de crear, de inventar y de hacer arte.