POR Luis Fernando Valerín | 13 de noviembre de 2013, 2:49 AM

La muerte de un ser querido, es un trago muy amargo para cualquiera. Pero cuando hay un asesinato de por medio, la situación cambia.

Los sentimientos son más fuertes y pueden llegar a ser incluso destructivos. Son de esas situaciones que las palabras se quedan cortas, para explicarlas.