POR Luanna Orjuela Murcia | 17 de junio de 2023, 17:30 PM

Hace 10 años Robert Echeverría y su esposa Paola Andrea Arias tomaron la decisión de convertirse en una familia de acogimiento de la Organización No Gubernamental Casa Viva, que en colaboración con el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) entrega a uno o más infantes cuando este sufre algún tipo de abandono por parte de sus familiares.

La primera bebé les llegó en noviembre del 2013, estuvo dos años y un mes con ellos, tenía menos de un mes cuando se las entregaron.

Actualmente, van por su cuarto menor de acogimiento. Se trata de una niña que tiene más de dos años y tres meses con ellos.

Los menores pasan tanto tiempo con la familia de acogimiento porque los procesos de adopción son muy lentos, lo que debiera suceder en seis meses ocurre en más de dos años. Por lo tanto, hay más posibilidad de generar apego con estos chicos.

¿Usted ha desarrollado apego?

“Sí, es imposible decir que no, el fin del programa es que el niño adquiera vínculo, se le desarrolla la parte afectiva. Estamos criando en ellos la oportunidad de que cuando crezcan sean personas vinculadas y no tengan actitud psicópata, o algo por el estilo. Porque hoy en día la gente que mata no siente porque fueron niños desvinculados. Esa es nuestra misión principal. Sí, nos apegamos, nos duele como entregar un hijo, pero pensamos en función del niño, no en función de nosotros”, comentó Echeverría, quien es jefe de una oficina bancaria.

Esta es la menor que está con ellos actualmente.

Como parte de las indicaciones de Casa Viva, Echeverría y su esposa deben de presentarse como “tío” y “tía” al menor, sin embargo, los bebés al escuchar a sus hijos biológicos llamarlos “papá” y “mamá” los arremedan.

¿Diferencia a sus hijos biológicos con estos menores?

“Los vemos exactamente igual, la única diferencia es que les reservamos el título de “papi” y “mami” para la familia que los tendrá perpetuamente, tratamos de ser “tío” y “tía”, pero es difícil porque a veces nos llaman “papá” y “mamá”, esto porque nuestros hijos nos llaman así y ellos los oyen. Y pues tratamos de no ceñirnos mucho en cambiarles eso, porque son chicos muy pequeños y son fácilmente adaptables cuando se van a otro hogar. Pero los vemos igual, y nuestros hijos (biológicos) que ambos están en la universidad (23 y 21 años), han sido hermanos para los niños, ellos cambian pañales y se involucran”.

Toda la familia se involucra en el cuidado de la menor, la hermana mayor los alista para el centro educativo, el papá la deja en la mañana y luego la mamá les da clases en la tarde.

Los menores por lo general tienen diagnósticos tanto psicológicos como de salud, algunos vienen con etapas de desarrollo difícil y trastornos del espectro autista. Algunos son hijos de mamás drogadictas y alcohólicas. Esta familia les da amor y amor a los menores, además llevan terapia gracias a un equipo interdisciplinario para que los chicos vayan avanzando en estos procesos.

¿Cuál ha sido la experiencia más dura en estos 10 años?

“Tuvimos una niña que la llevamos al hospital y salió diagnosticada con VIH y fue un golpe muy grande y le pedimos a Dios mucho por la chiquita, eso fue en la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) y nos fuimos a un hospital privado, le hicieron de nuevos los exámenes y probaron en dos equipos nuevos. Nos dijeron que nos llegarían los resultados en la madrugada y ese día no dormimos y a la 1 a.m. recibimos la llamada y dijeron que estaba negativa y esa fue una experiencia de agradecer a Dios y pasamos de una tristeza a una gran alegría”,agregó.

Aunque a don Robert se le denomine “tío” de acogimiento, su maravillosa labor de papá lo hace merecedor de un reconocimiento por su entrega, amor y su capacidad de darse.

 ¿Cuál es su mayor regalo en este Día del Padre?

“Yo creo que es la forma en que uno se siente más realizado como ser humano, poder invertirse en estos chicos, que ellos nacieron sin un futuro y esperanza y se van a un hogar donde los aman y van a ser hombres y mujeres de bien. Tal vez nunca se acuerden de uno, pero nosotros encontramos la satisfacción de ser parte del corazón de ellos. Ese es el mejor regalo que puedo tener en este Día del Padre”, finalizó.