POR Jessica Quesada | 27 de diciembre de 2013, 8:52 AM

El 11 de febrero del 2013, se escribió para muchos, la noticia del año. Desde Roma, El Vaticano se anunció que el Papa Benedicto XVI, renunciaba a su pontificado.

Aduciendo una avanzada edad, por lo que "Ya no tenía fuerza para ejercer de forma adecuada el ministerio".

La histórica noticia, se acompañó de inmediato, del anuncio de que a partir del 28 de febrero, la "Silla de Pedro quedaría vacante".

El 13 de marzo, otro acontecimiento se escribió en las páginas de la historia de creyentes y no creyentes.

A las 7 y 8 minutos de la noche de ese miércoles, la Fumata Blanca salió de la Chimenea de la Capilla Sixtina. Anunciando al mundo, que la Iglesia Católica ya tenía un nuevo Papa.

Entre aplausos, se seguía desconociendo quien era el sucesor de Benedicto.

Del balcón. De cara a la plaza de San Pedro, Jorge Bergoglio, el argentino, saludó y en adelante, lo llamarían el Papa Francisco. El primer sumo pontífice latinoamericano.

Costa Rica se sumó a la celebración de América Latina. Sin imaginar, que el siguiente anunció Vaticano, tendría su origen en nuestro país.

El 5 de julio, el Papa Francisco anunció que el milagro ocurrido en una costarricense, haría santo al Papa Juan Pablo II.

Así describió esta vecina de la unión, su vida, como un milagro.

Pues meses atrás, los médicos le habían diagnosticado, una aneurisma cerebral que ya le impedía moverse.

El silencio acompañó por días a esta mujer. Ahora, se prepara para en abril próximo, en la plaza de San Pedro, esperar el anunció de la santificación del Papa Juan II.