POR Diana Vásquez | 1 de diciembre de 2025, 17:55 PM

Cuando Nancy Perdomo llegó a Costa Rica, lo hizo con la esperanza de darle a su familia un futuro más estable. Pero los planes no siempre salen como uno los imagina: no encontró trabajo en su profesión y, con esa puerta cerrada, aparecieron las dudas, el silencio, la pregunta repetida de qué hacer ahora. Fue entonces cuando decidió volver a donde todo empezaba en su vida: la cocina.

En ese espacio pequeño, de olor a hogar y manos que recuerdan más de lo que la memoria admite, nació Paquetina, un emprendimiento que primero fue supervivencia y después se volvió destino. Allí, Nancy descubrió en los sabores de su infancia una forma de sostener a su familia, pero también un puente inesperado entre el país que dejó atrás y el que ahora la recibe.

Sus arepas, empanadas, tequeños y otros platos venezolanos comenzaron a viajar de casa en casa, cruzando calles, fronteras invisibles y prejuicios. Los ticos encontraron en ellos algo más que comida: un sabor honesto, distinto, preparado con una mezcla de nostalgia y cariño que no necesita demasiadas explicaciones. La mesa se volvió un punto de encuentro y la cocina un lugar donde dos países podían entenderse.

Con el tiempo, las redes sociales hicieron el resto. Paquetina creció, su clientela también, y Nancy comprendió que aquella decisión tomada entre miedo y necesidad había sido la correcta. Hoy, su emprendimiento no es solo un negocio: es el testimonio de una mujer que no se rindió y que hizo de la gastronomía un hogar nuevo, sólido y lleno de esperanza.

Quienes deseen probar sus preparaciones pueden encontrarlas en redes sociales como Paquetina o realizar pedidos al 6241-1826. Detrás de cada bocado hay una historia de valentía, familia y mucho sabor venezolano.

Le invitamos a repasar el reportaje completo en el video disponible en la portada del artículo.

Lea también

MasQN

Johan, el muchacho que cultiva café y melodías desde la misma montaña

La historia de Johan Umaña refleja el esfuerzo de quienes, desde zonas rurales, estudian y trabajan impulsados por la tecnología y el arraigo a su tierra.