MasQN
La receta que hace únicos a los tamales de Aserrí (y no está en la masa)
En La Tamalera La Flor, los tamales se envuelven con sabor y con la chispa de Don Marco Ney, cuya energía inspira a su equipo y fortalece la unión con la comunidad.
En las montañas de San Juan de Chicúa, donde el aire frío se posa sobre la piel como una advertencia temprana de diciembre, comienza un viaje que pocas veces imaginamos. Desde las faldas del volcán Irazú baja una brisa helada que acaricia las manos que trabajan una tierra tratada casi como un santuario. Allí, entre neblina y surcos recién abiertos, inicia la ruta silenciosa de los ingredientes que, semanas después, se convertirán en uno de los rituales culinarios más queridos por los costarricenses: los tamales navideños.
La primera parada es la papa, el corazón discreto de la masa. Para Don Uriel Méndez, su hermano Andrés y toda su familia, este tubérculo es más que un cultivo: es un legado cultivado con la constancia de quienes aman la tierra. Hace algunos años apostaron por la papa roja, una variedad poco común en el país que sorprende por su sabor profundo y su color vibrante. Aquí no hay frío que detenga la jornada ni viento que obligue al descanso. En estas montañas, la tierra premia la perseverancia, y cada cosecha es un recordatorio de que la comida nace del esfuerzo.
La zanahoria, otro de los imprescindibles en el tamal, encuentra en Chicúa su escenario ideal. El clima, exigente y caprichoso, permite que crezca con un tono intenso y un dulzor que se percibe incluso antes del primer bocado. Entre hileras de verde y naranja, los agricultores saben que su labor trasciende la venta: están alimentando una tradición que une familias, mesas y recuerdos.
A kilómetros de distancia, en Oreamuno de Cartago, ese trabajo se convierte en sabor. Los tamales de Doña Yessenia Granados han dejado una huella en la memoria gastronómica de su comunidad. Su receta, heredada de generaciones, destaca por el uso de productos frescos que llegan directo desde estas montañas. Ella lo resume sin rodeos: un buen tamal comienza en la tierra, no en la cocina.
Para quienes deseen probar los suyos, hechos con dedicación y con ingredientes de primera, Doña Yessenia recibe pedidos al 8443-1815. Al final, cada tamal es más que un plato: es la historia de quienes siembran, cosechan y sostienen viva una tradición que huele a Navidad mucho antes de que diciembre asome.
Le invitamos a repasar esta travesía y conocer más detalles en el video que aparece en la portada del artículo.