La Sele
La hazaña de 2014 murió en la eliminatoria hacia el Mundial 2026
El 0-0 ante Honduras dejó a Costa Rica sin Mundial y selló el final de la generación que brilló en Brasil 2014: Keylor Navas, Celso Borges y Joel Campbell.
El martes pasado, el 0-0 de la Selección Nacional entre Costa Rica y Honduras significó el fin del sueño que fue Brasil 2014 para el fútbol nacional.
Tres nombres unen aquellos puntos altos con la cima en la que hoy está el combinado tico.
Keylor Navas, Celso Borges y Joel Campbell pasaron de festejar en Sudamérica a salir abucheados del Estadio Nacional tras perder la oportunidad de jugar en la Copa del Mundo 2026.
Luego de aquel mágico paseo por Brasil, en el que la semifinal estuvo a un paso de distancia, todo parecía indicar que la Tricolor iba a ser un equipo de peso por muchos años.
Un grupo de veteranos y jóvenes valores, quienes se iban a convertir en la cara del grupo, regresó y nadie dudó que en cuatro años se iba a repetir la historia.
El camino hacia Rusia 2018 vio a los ticos dejarse el segundo lugar en la hexagonal final.
En la competencia fuimos cuartos, luego de caer con Serbia y Brasil, y empatar con Suiza.
Los primeros nublados aparecieron tras el torneo, Óscar Ramírez perdió su puesto como primera acción hacia Catar 2022.
Sellar el boleto no fue fácil. Canadá, Estados Unidos y México lo hicieron, mientras que La Sele se jugó el todo por el todo en repechaje.
Disputado en Catar y ante Nueva Zelanda, el 1-0 fue suficiente para regresar a la Copa del Mundo.
Un escandaloso 7-0 ante España, un engañoso triunfo por la mínima ante Japón y una merecida derrota de 4-2 ante Alemania fue suficiente para despedir otra participación que terminó tras tres partidos.
De regreso a Costa Rica se habló del recambio generacional. Nombres vinieron y se fueron del banquillo, y fue Miguel Herrera quien enfrentó la fase final de la eliminatoria.
Una pesadilla que tuvo su último capítulo ante Honduras este martes. Keylor en el marco, Joel en banca y entrando de cambio, Celso sin sumar minutos. Los que una vez fueron recibidos como ídolos se despiden con la cabeza baja y ante los silbidos de una afición que sabe que aquel sueño quedó en el pasado.
