Entrevistas
"Si para una autoridad siete puñaladas no es ensañamiento, no sé realmente qué es"
Patricia Zamora, mamá de Luanny Salazar, habló ampliamente sobre la desaparición y el crimen de su hija, así como de la condena que recibió el responsable.
Patricia Zamora es la mamá de Luanny Valeria Salazar, una joven que desapareció el 9 de junio de 2020 y días después, el 15 de junio, fue encontrada por un familiar, enterrada y sin vida en el patio de la casa de Kenneth Mejía, en Linda Vista de La Unión, Cartago.
Pasaron seis días para hallar a la joven, tras una búsqueda incansable por parte de su familia.
Más de un año después, el lunes 12 de julio de 2021, el Juzgado Penal de Cartago dictó sentencia contra Mejía Chavarría y lo condenó a 19 años de cárcel, luego de ser encontrado culpable de homicidio simple y hurto agravado.
Teletica.com conversó ampliamente con Patricia Zamora sobre lo ocurrido con su hija y el capítulo que la familia cierra con el juicio.
¿Sobre qué tema fue el último mensaje o conversación que tuvo con su hija antes de que desapareciera?
El último contacto fue por mensaje de texto y me decía que iba a salir 'ahí no mas', afuera de la casa, que iba a estar cerca y que ya ahorita regresaba.
Cuando uno recibe un mensaje nunca se espera que va a ser la última vez y menos vivir una situación como la mía, donde todo un país se dio cuenta.
El hombre que la mató vivía a la par de mi casa y solo nos separaban unas latas; el último mensaje es algo que usted nunca se va a imaginar.
¿Luego de la desaparición de Luanny, cuánta información recibió de vecinos sobre dónde podría estar?, ¿qué le decían?
Todos los vecinos apuntaban al principal sospechoso (Kenneth), él era nuestro vecino y fue la última persona con quien la vieron. Mi hija conversaba con unas amigas afuera de la casa y él la llamó para, supuestamente, hacer un negocio. Con esa idea la metió a la casa.
Muchos vecinos me decían que él sabía dónde estaba mi hija porque fue con la última persona que todos la vieron.
¿Por qué decidieron entrar a la casa donde fue encontrada y qué les hacía pensar que estaba ahí?
Nosotros no esperamos encontrar lo que hallamos ahí, siempre yo insistí en entrar a esa casa porque desde el primer momento en que ella desapareció se sabía que Kenneth fue la última persona con quien mi hija compartió, todas las personas los vieron.
Yo quería encontrar un indicio, cualquier cosa que nos dijera que ella estuvo ahí, yo siempre pensé que algo tenía que haber ahí porque yo a ella la conocía bien y si ese hombre la metió a la fuerza, mi hija Valeria hubiese sido capaz de dejar cualquier cosa botada ahí con tal de que yo la encontrara.
Las autoridades nunca hicieron su trabajo, lo único que queríamos era que entraran a la casa y que indagaran a las personas que estaban ahí, porque los agentes del OIJ con su estudio y preparación sí hubieran podido entrar y hasta encontrar de inmediato muchísima evidencia, pero nunca les interesó.
Si ellos (autoridades) tan solo hubieran hablado con Kenneth se darían cuenta de inmediato de muchas pruebas antes que nosotros tuviéramos que pasar tantos días para encontrar a mi hija.
Cuando usted le informa al OIJ sobre las pistas que recibió de dónde podría estar su hija, ¿cómo fue la reacción de los agentes?
Cuando yo informé al OIJ de la desaparición de mi hija, en ese momento no hicieron nada. Luego, cuando recibí la falsa alarma de que ella estaba en Curridabat decidí no llamarlos a ellos (OIJ), sino al 9-1-1 y ahí si se desplazaron porque el 9-1-1 los llamó, pero cuando llegaron al lugar confirmaron que no estaba ahí.
Ellos nunca vinieron a mi casa, ni tan siquiera a indagar. Siempre se basaron en los informes que hacían.
No quisieron entrevistar a Kenneth cuando se sabía que fue la última persona que estuvo con mi hija y, más aún, todos los vecinos decían que él algo tenía que ver.
¿Cree que algunos vecinos ocultaron información sobre dónde podría estar su hija?
Sí, claro. Tuvimos el caso de una familia que estaba exactamente al frente de la puerta de esa casa donde desapareció mi hija, ellos siempre tuvieron unas cámaras de video colocadas afuera de la casa y se supo que estaban en funcionamiento, pero nunca nos quisieron dar los videos.
Los de esa casa tienen una amistad con la dueña de la vivienda donde hallamos a mi hija. Siempre les pedimos que nos prestaran los videos, pero no quisieron prestárnoslos.
Cuando pasaron seis días y mi hija apareció, el OIJ fue donde ellos y los de la casa les dijeron que las cámaras no servían y que los videos se perdieron.
Nunca quisieron decir nada, ni ayudarnos con información. La puerta de ellos nada más los separa una alameda de la puerta donde encontramos a mi hija y se escucha de todo por lo cerca que están.
¿Cree que el trabajo de OIJ en este caso fue eficaz?
Yo puse la denuncia por desaparición de mi hija un jueves; pasó viernes, sábado, domingo y lunes. Yo nunca tuve la presencia de la policía en mi casa o en el barrio, no entrevistaron personas y no llegaron a recabar información.
El agente de OIJ me decía que se basaban en la información de la base de datos que maneja el Poder Judicial, pero ellos aquí nunca vinieron y no puedo decir que su acción fue eficiente porque no sucedió así.
La condena de 19 años de cárcel que recibió Kenneth Mejía como responsable de los hechos, ¿es suficiente?
No se necesita ser una persona preparada para saber el invaluable valor de una vida humana, pero 19 años no es suficiente porque él (Kenneth) tiene 36 años, cuando salga de la cárcel todavía va a ser una persona con fuerzas, que puede salir a volver a cometer el mismo delito.
Los jueces no tomaron en cuenta algo que siempre yo dije: si Kenneth pudo tener el cuerpo de mi hija seis días metido en esa casa donde se bañó, comió, durmió, hizo sus días normales, salió a hacer mandados y anduvo ayudándonos a buscar a mi hija. O sea, una persona con ese estado mental es un psicópata social.
Él es capaz de cometer cualquier otra cosa, porque ¿cómo uno va a estar tranquilo sabiendo que tiene un cuerpo en su casa, que lo andan buscando? Él maquinó todo muy bien y la forma de esconderlo es claro que la intención era sacar el cuerpo de mi hija de ahí porque lo envolvió de una manera especial y no lo enterró profundo.
En una de las audiencias ,un fiscal dijo que si nosotros no nos hubiéramos metido ahí a encontrar ese cuerpo, lo más seguro es que no hubiésemos encontrado a mi hija porque él se hubiera deshecho de otra manera del cuerpo o hubiese aparecido en otro lugar donde no lo inculparan a él (Keneth).
Por eso, yo creo que los jueces no tomaron muchas cosas en cuenta, dicen que no hubo ensañamiento. Si para una autoridad siete puñaladas no es ensañamiento, no sé realmente qué es.
Dicen que no hubo sufrimiento, pero nadie tiene la capacidad para saber si no hubo sufrimiento. Tuvo dos estocadas mortales, ella forcejeó con él cuando la agarró desprevenida.
Las personas que son jueces deben tener amor por la vida y empatía para los seres humanos, las leyes no están bien hechas porque ¿cómo van a decir que no sufrió? Por eso, para mí, la condena es ridícula.
La condena es algo burlesco porque, además, Kenneth nunca mostró arrepentimiento, siempre se comportó como si no hubiera hecho nada y durante el juicio todas todas las pruebas lo inculpaban.
Luego de que todo un país conociera lo que usted y su familia vivieron, ¿qué mensaje le puede dar a personas que están viviendo una situación similar?
Las personas que pasan por esto siempre damos un mensaje: que no nos callemos porque ha habido muchas situaciones similares a la mía, donde se quedan callados y no luchan. Esto no debe ser así y hay que hablar.
Hay que alzar la voz para provocar un cambio en las leyes, muchas de estas condenas no es culpa de los jueces porque se basan en lo que la ley les da, tal vez ellos hasta no están de acuerdo con las leyes, pero tienen que cumplirlas.
Las nuevas generaciones son muy importantes, por eso, siempre tenemos que hablar para que esto cambie poco a poco.
¿Cómo recuerda usted a su hija y qué era lo que ella más anhelaba para el futuro?
Una mujer joven de 22 años, todos a esa edad tienen muchas perspectivas de la vida. Ella estudiaba, trabajaba y tenía muchos planes.
Siempre conversábamos sobre que ella era muy valiente. Nunca le gustaron las injusticias, abogaba por los demás y siempre me decía que quería ser abogada porque quería defender a la gente de tantas injusticias.
El tipo de persona que era Kenneth era de esas que nadie en el barrio acepta, no socializaba con las personas, tenía muchos vicios y cuando yo le decía que ese tipo no me gustaba mi hija me decía “mami, pobrecito porque nadie le da pelota y la gente lo menosprecia”.
