POR | 15 de diciembre de 2020, 9:00 AM

Leonardo Garnier /  economista y ex ministro de la cartera de Educación, así como de Planificación Nacional y Política Económica. 

La Universidad Técnica Nacional (UTN) se creó en 2010 para contribuir a cerrar dos brechas de crucial importancia en la educación superior pública costarricense. Por un lado, la brecha en la formación técnica superior, donde la demanda es mucho mayor que la oferta de graduados que el país está generando; y, por otro, la brecha de acceso e inclusión de estudiantes de los quintiles más pobres o de entornos más vulnerables en el sistema de educación superior.

Para lograrlo, el proceso de diseño y creación de la UTN unificó a la mayor parte de los colegios universitarios públicos existentes en el país y los transformó en una nueva universidad pública, cuyo objetivo era fomentar la educación técnica superior y abrir su puerta a miles de jóvenes que no estaban logrando acceder con éxito a la educación superior pública, cuya  matrícula crecía muy despacio y no siempre con las condiciones de acceso necesarias para los estudiantes de entornos más vulnerables.

La UTN se planteó, desde sus primeros pasos, impulsar una serie de acciones afirmativas dirigidas a promover el ingreso de estudiantes de los quintiles de menores ingresos o provenientes de cantones de bajo índice de desarrollo, o con estudios de secundaria en colegios públicos diurnos o nocturnos.

Un primer resultado positivo de esta política se aprecia en el extraordinario aumento de la matrícula de esta nueva universidad, que arrancó con 3.600 estudiantes en 2010 y ha logrado cuadruplicar ese número para superar los 15.000 estudiantes en 2020.

Pero el acceso no basta. No es suficiente garantizar a esta población meta, la matrícula universitaria, sino que hay que enfrentar un reto más complejo: brindarles las condiciones necesarias para que, junto con su esfuerzo, puedan tener éxito en sus estudios universitarios. A partir de la evolución de sus primeros años, la UTN detectó que, en algunos de los cursos básicos, se presentaban altos niveles de fracaso y de repitencia, por diversos motivos, incluido el que algunos estudiantes llegan con bases endebles o no logran adaptarse al modelo pedagógico universitario.  Para ellos, la exclusión no se resuelve solamente con “admitirlos” a una universidad, la inclusión requiere algo más: dotarlos de las herramientas necesarias para hacer con éxito esta transición y lograr su permanencia.

Para resolver este problema, la UTN desarrolló una ambiciosa iniciativa mediante la incorporación de un ciclo introductorio, diseñado para brindar a la población estudiantil que lo requiriera, un apoyo inicial que mejore sus probabilidades de transitar a la vida universitaria y concluir con éxito sus estudios superiores. El ciclo introductorio cuenta con un módulo nivelatorio que, según la carrera, puede ser de matemáticas, inglés o tecnología de la imagen; y otro módulo metacognitivo, dirigido al desarrollo de habilidades blandas indispensables para un estudiante universitario y centrado en las destrezas de aprender a aprender. Se trata de habilidades básicas como las del trabajo en equipo, liderazgo, distribuir y delegar responsabilidades, saber investigar, preparar informes y reportes, hacer búsquedas académicas en internet, utilizar el sistema APA de referencias bibliográficas, utilizar bases de datos de la universidad y desarrollar competencias para la argumentación académica, el debate, la construcción de consensos y el manejo del disenso.

El ciclo introductorio se planeó cuidadosamente por dos años y se empezó a implementar en 2018. El éxito fue inmediato. De acuerdo con la evaluación realizada por la Universidad de Barcelona, más de un 80% de los estudiantes reportaba su satisfacción por las competencias desarrolladas en ambos módulos. Respecto al nivelatorio de matemáticas, que se empezó a aplicar en 2018, expresaron su satisfacción en el desarrollo de su confianza matemática, en el dominio de temáticas de la educación diversificada, el fortalecimiento de competencias matemáticas, entre otras. En el caso del nivelatorio de Matemáticas se registró una mejora significativa en la tasa de aprobación general de los cursos posteriores de esta asignatura, junto con una notable disminución en la deserción que caracterizaba esos cursos. Resultados similares se obtuvieron en la evaluación del nivelatorio de Química aplicado mediante un pilotaje en todas las sedes durante el 2019 y 2020.

El Informe del Estado de la Educación consideró que los resultados obtenidos por el Ciclo Introductorio de la UTN son tan positivos que “sugieren que esta estrategia podría ser de utilidad para otras universidades que enfrentan los mismos problemas”. Efectivamente, tanto la UNED como la UNA han mostrado su interés en aprovechar los aprendizajes de esta novedosa estrategia de la joven Universidad Técnica Nacional y hasta de otros países ha habido manifestaciones de interés.

Y, entonces, nos azotó la pandemia. Como sabemos, esto ha tenido un impacto particularmente dramático en el sector educativo, donde escuelas, colegios y universidades han visto suspendidas sus clases presenciales prácticamente todo este año. Esto nos va a plantear un reto particularmente complicado para la generación de estudiantes que terminan el colegio este año y estarán entrando en 2021 a las universidades. Sin duda, llegarán con más debilidades y vacíos de los que normalmente arrastran y estos vacíos serán más grandes para estudiantes de entornos más vulnerables.

En ese contexto, uno habría pensado que una iniciativa como la del ciclo introductorio de la UTN habría sido de importancia crítica para apoyar a esta generación de muchachas y muchachos que van a llegar a esa universidad el año entrante. Y por eso mismo resulta particularmente sorprendente y descorazonadora la decisión tomada por las nuevas autoridades de esa universidad que, en el peor momento, han decidido eliminarlo. 

Como lo oye, mediante el Acuerdo 15-19-2020, el Consejo Universitario de la UTN acordó “suspender en su totalidad y de forma íntegra el ciclo introductorio correspondiente al año 2021”. Además, en las semanas que siguieron, procedieron a desmantelar el programa responsable de la implementación del ciclo, cesando a su personal académico y administrativo.

Es una decisión difícil de entender, pero mucho más difícil de compartir. Es claramente, un error de magnitudes históricas que desmantela y desperdicia toda la inversión realizada por la UTN desde 2016 hasta hoy para contar con un exitoso ciclo introductorio cuando, en lugar de eso, era el momento de aprovechar lo aprendido y aplicarlo en todas las universidades públicas. Ojalá – por el interés superior de nuestras y nuestros estudiantes – esta sea una decisión que se revise y se revierta, de manera que la UTN pueda ser realmente fiel a su origen y su razón de ser.