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El arte costarricense llora la partida de Edgar Zúñiga Jiménez, escultor y pintor tico que murió este jueves a los 74 años. Así lo confirmó el ministro de Cultura, Jorge Rodríguez.
Este hombre de Alajuela, nacido el 9 de diciembre de 1950, se convirtió en un baluarte de la escultura nacional, y su legado permanece vivo en plazas, catedrales, parques y museos de Costa Rica y varios rincones del mundo.
Zúñiga deslumbró en diversos materiales: hierro, bronce, mármol, madera y cemento. Comenzó su carrera en la imaginería religiosa, creando cerca de 150 piezas para iglesias y comunidades, incluyendo la icónica escultura del Cristo Resucitado en la catedral de Ciudad Quesada, y la Virgen de las Rosas en Atenas
Su obra embellece espacios urbanos y museos de renombre. Realizó más de 140 exposiciones entre individuales y colectivas, tanto locales como internacionales. Este arte tiene presencia en museos y colecciones de México, EE.UU., Corea, Japón, Francia, Bélgica, Canadá, Israel, Brasil, Argentina, Vaticanos y más
En suelo nacional es también autor de monumentos como el homenaje al cooperativismo (rotonda de Florencia, 5 metros de altura) y obras instaladas frente al Parque Central de Alajuela y en la estación de Bomberos de San José
Más que una firma artística, Zúñiga fue un puente vigorizante para la escultura en Costa Rica. Promovió prácticas artísticas, fue jurado en certámenes y bienales, mentor de nuevos talentos y miembro activo de asociaciones nacionales e internacionales.
El Ministerio de Cultura y Juventud expresó su pesar y homenajeó su inmenso legado. En redes sociales, el ministro Jorge Rodríguez compartió un sentido mensaje.
“El arte no es para inmortalizar al artista, sino para darle alma a las cosas", escribió.Zúñiga deja tras de sí un taller lleno de historias, un jardín escultórico en Siquiares (Alajuela), y obras que seguirán enseñando, emocionando y desafiando a futuras generaciones.