POR José Fernando Araya | 23 de diciembre de 2018, 13:07 PM

Con esfuerzo, garra y lucha, el Herediano logró su título 27 y amargó así la fiesta que el Saprissa tenía preparada desde muy temprano.

Los rojiamarillos vinieron desde atrás otra vez en una serie, solo que esta vez el premio fue el título nacional ante la sorpresa de un estadio morado que quedó vacío mientras los rojiamarillos festejaban en su gramilla.

El Team fue un justo ganador por su esfuerzo al derrotar 2-3 a los morados en tiempo extra gracias a un gol del mexicano Aldo Magaña.

Bochorno y celebración para Jafet.

Jafet Soto llegó a Tibás con un historial de tres finales perdidas, y por eso quería quitarse la espina.   

Desde el inicio Herediano tenía en mente aguantar. Soto sabía que los morados se lanzarían por todo al ataque, y así fue.

El vendaval morado comenzó con una acción en la que Yostin Salinas pudo abrir temprano el marcador, pero la dejó ir justo al frente.

Luego vino el bochornoso espectáculo de Jafet Soto.

Soto reclamó, no una, sino hasta tres veces al árbitro Pedro Navarro, quien primero le hizo una llamada de atención y a la tercera lo expulso.

Fue ahí donde Soto salió corriendo a encararlo y gritarle de todo. 10 minutos y Herediano quedaba acéfalo y atónito de ver que su estratega, quien debería ser la mente fría del equipo, comenzaba un feo espectáculo en Tibás haciendo creer que, a Jafet, la final le importaba poco.

¿Qué pasará por la mente de los jugadores al ver que su técnico pierde la cabeza así? Y ¿en qué pensará Jafet al expulsarse apenas al minuto 10 y salir a gritarle al árbitro casi que en media cancha? Impresentable lo del estratega del Herediano.

Para ese momento el estadio estallaba, si ya faltaba algo más para encenderlo, el repudio a Jafet –quien salió “saludando” a la barra morada mientras abandonaba el terreno de juego- unió todavía más a la feligresía saprissista.

De feria, los florenses perdieron a Heyreel Saravia por lesión, lo que dio paso a Omar Arellano.

El mexicano entró conectado y ayudó a conectar el mediocampo, pero su destino en el partido tenía otro camino.

Al 34’, tras un cobro de esquina, el azteca envió un balón al fondo de su propia portería. Autogol y fiesta en Tibás.

El 1-0 dio calma a los morados y al fin sacó del letargo a los rojiamarillos que verdaderamente desperdiciaron la primera mitad, con todo y el viento a su favor.

Intenso pulso.

Justo al inicio de la complementaria, Azofeifa se inventó un pase milimétrico que enmudeció a la Cueva.

La pelota surcó toda el área y Jimmy Marín simplemente recibió de pecho y con un toque por encima del arco puso el 1-1. La duda llegó a Tibás.

Por algunos minutos, Herediano parecía sentirse cómodo en el juego. El ingreso de Lugo por Ortiz en el entretiempo le dio presencia en el área y asustó a los morados.

Pero cuando las caras largas comenzaban a llenar las gradas, apareció la dupla de oro que tanto rédito le dio a los morados en la fase final.

Bolaños, punto alto del juego, encaró a la defensiva florense que se había tirado atrás y quedó frente a Moreira para darle el pase de la vida a Johan Venegas para el 2-1.

Pero este Herediano no es nada dejado y reacciona en el momento justo.

Mientras el estadio todavía celebraba la anotación de Venegas, Cristian Reyes se encontró con una pelota en el área y sin pensarlo dos veces remató para sellar el empate 2-2. Partidazo.

Ya en los tiempos extra el partido bajó de revoluciones. Los morados se vieron muy limitados por la expulsión de Alejandro Cabral al 87’ por provocaciones al rival.

Eso limitó de combustible a los morados, quienes se vieron minimizados en la parte física.

Aún así, Jairo Arrieta tuvo una oportunidad de oro al 103’ tras una contra, pero su remate salió desviado, lo lamentó Tibás, aplaudió el camerino rojiamarillo.

En una final, el que perdona pierde. Y el Herediano entendió que tenía una especie de segunda vida en el juego.

Un centro de Junior Díaz a la cabeza de Aldo Magaña sentenció la balanza. Magaña en un movimiento puso con un cabezazo su gol más importante, un gol que dio el título 27.

Lo siguientes minutos fueron de tensión, pero el Herediano soportó la presión de la Cueva pese a recibir la expulsión de Omar Arellano, por un cabezazo.

Al final, en un grito que escucharon hasta en el parque de Heredia, jugadores y cuerpo técnico celebraron a más no poder. El título 27 había llegado, todo el festejo en un estadio que se preparó para una fiesta y salió en silencio.