Por Juan José Herrera |11 de noviembre de 2020, 7:51 AM

Luego de nueve meses de pandemia los costarricenses empiezan a olvidarse del COVID-19 y concentran nuevamente sus preocupaciones en el desempleo.

Así lo revela la más reciente encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica (CIEP), que coloca al nuevo coronavirus en el cuarto lugar de las prioridades entre los ticos.

En abril y agosto anterior el COVID-19 había ocupado las primeras posiciones en la lista de preocupaciones de los ciudadanos, hoy alcanza un 8,9% superado por la mala gestión del Gobierno (13,1%), el costo de vida y la situación económica (21,4%) y de nuevo la falta de trabajo (27,6%).

Desde el inicio de la pandemia, en las anteriores dos encuestas, se consultó sobre el impacto en el empleo de las personas encuestadas y sus núcleos familiares.

“En esta ocasión un 51% afirma no haber perdido su empleo, aumentado 4 puntos porcentuales en comparación con agosto; en cambio, el porcentaje de la población que ha visto su empleo afectado es de 50%, con un 7% que afirma que ‘solo yo’ he perdido el empleo, 12% ‘yo y alguien de familia’ y un 29% ‘alguien de mi familia’”, cita el estudio.

La noticia no sorprende para la evaluación de cierre de año: si se analizan todos los estudios desde noviembre de 2013, solo en 2018 el desempleo no encabezó la lista, superado ese año por el costo de la vida en medio de la crisis que afrontó el país por la incertidumbre fiscal.

Apoyo a la democracia persiste, confianza en las instituciones cae

En medio del crispado ambiente social de las últimas semanas, el apoyo a la democracia se mantuvo en este último estudio, con 63 puntos de 100 posibles, muy similar a los 65 que registró en agosto pasado.

“Tomando en cuenta la situación del país, con cerca de 1.500 fallecimientos por COVID-19 y las protestas de distintos sectores, en esta ocasión el CIEP se cuestionó si el malestar ciudadano podría impactar negativamente los pilares de convivencia democrática.

“Los perfiles que respaldan fuertemente las autoridades de gobierno y los más tolerantes de las diferencias sociales, aumentaron considerablemente en las últimas dos décadas y no hay indicios de que presenten una mayor disposición a creer teorías de conspiración, ni tampoco apoyan las acciones políticas directas tales como los bloqueos u organización de huelgas”, afirmó el CIEP.

Quienes sí sufrieron una caída en su imagen fueron todas las instituciones del país.

La confianza en universidades, partidos políticos, Gobierno, Asamblea Legislativa, CCSS o el propio Ministerio de Salud experimentaron una baja en su valoración.

Los únicos que estuvieron exentos de esa caída fueron la iglesia Católica y los sindicatos, que se mantuvieron en 6,8 y 5 respectivamente.

La CCSS (8,1 a 7,5), la Contraloría General de la República (6,1 a 5,5), la policía (7,2 a 6,5), la Asamblea Legislativa (5 a 4,4) y el propio Gobierno (5,1 a 4) fueron las instituciones que más confianza perdieron en esta última evaluación.