Por José Fernando Araya |15 de agosto de 2021, 8:00 AM

Ser madre conlleva una serie de esfuerzos, sentimientos, sacrificios y responsabilidades, todo con el afán de sacar a sus hijos adelante.

Si a esto se le suma el hecho de ser entrenadoras y dirigir a atletas de alto rendimiento, quienes más allá de todo son sus hijos, la situación adquiere un reto extra.

Dixiana Mena y Sherlly Reid consiguieron algo poco común para Costa Rica en los Juegos Olímpicos, ambas lograron llevar con gran sensación a sus hijas, como madres y entrenadoras, a Tokio 2020.

En celebración del Día de las Madres, Mena y Reid hablaron con Teletica.com sobre lo que describieron como un “sueño hecho realidad” y de esa doble labor, donde muchas veces el profesionalismo se posiciona por encima del sentimiento.

Dixiana Mena: impulsadora del sueño de sus hijos

Dixiana Mena se ha convertido en toda una referente del deporte costarricense. Es madre y entrenadora de las ahora atletas olímpicas, Andrea Vargas en 100 metros vallas y de Noelia Vargas, 20 kilómetros marcha.

Doña Dixiana se adaptó al sueño de sus hijas y poco a poco lo fue esculpiendo. Pasó del rol de mamá, de apoyar desde lejos, a enfundarse los tenis y exigirles al máximo para conseguir resultados.

“¡Lo viví como un sueño! Tokio fue muy lindo, de muchísimo aprendizaje. Una competencia que tenés que dar todo, tanto entrenadora y atletas y la verdad nos fue muy bien”, asegura con mucha emoción reflejada en sus ojos.

Doña Dixiana no disimula el orgullo al hablar de sus dos hijas y atletas, y de su logro personal, pues consiguió culminar el sueño de ambas.  

Además, es un claro mensaje para aquella gente que desmeritaba su trabajo al inicio y cuando aconsejaban a sus hijas para cambiar de instructora.

“Da mucho orgullo, pues tuve dos atletas olímpicas. Es demasiado lindo. Es como un premio de ver que yo pude llevarlas y que podemos seguir trabajando. Pero el ir a las Olimpiadas con mis hijas y estar con ellas tantos días juntas, fue demasiado lindo”, mencionó.

La entrenadora también es abuela, pues la atleta Andrea Vargas también es otra mamá que estuvo en Tokio 2020, ya que es madre de la pequeña Abril.

Pese a que Andrea reside en Estados Unidos, estos días en la Villa Olímpica de Tokio sirvieron como reencuentro familiar y, para Mena, fue revivir momentos muy lindos entre las tres.

“Llevé un rol muy bien establecido. Siempre como entrenadora nos reuníamos un día antes para planificar los entrenamientos y todo lo que nos íbamos a llevar para las prácticas.

“Ya después íbamos a comer juntas, nos apapachábamos, a veces escuchábamos música, o Noelia peinando a Andrea o Andrea pintando a Noelia, así que vivimos lo normal de una familia, pero ya al momento de entrenar es serio. Estuvimos mucho tiempo juntas”, mencionó la entrenadora que tuvo la oportunidad de acudir a un campamento previo a los Juegos, en Tachikawa, por lo que compartió todavía más con ellas.

Además, admite que sirvió de mamá postiza para Gerald Drummond, el otro atleta que nos representó en los 400 metros planos, a quien dice apoyó mucho pues “lo importante es integrar”.

Doña Dixiana reconoce que se convirtió en un ejemplo a seguir para muchas madres del país y, por eso, quiso mandar un mensaje muy claro.

“Hay que hacer felices a nuestros hijos, siguiéndolos. Uno no tiene que encasillarlos. ‘Es que yo estudié matemática y entonces él tiene que ser matemático’, no. Eso no tiene que ser así, los hijos tienen que escoger lo que les gusta y disfrutar lo que les gusta. Imagínese usted el estrés de una educación tan conductista”.

También añadió que tuvo una grata experiencia con Sherlly Reid, madre y también entrenadora de la gimnasta Luciana Alvarado y con quien compartió mucho en Japón.

“Compartí mucho con esa mamá entrenadora, que la admiro montones y con esa hija tan talentosa que tiene. Nos tocó vivir todo el viaje hasta Tokio y en la villa estuvimos juntas, muy linda persona y aprendí mucho de ella”, concluye.

Sherlly Reid: la culminación de un sueño en familia

Precisamente, Sherlly Reid fue la otra mamá olímpica que tuvo el privilegio de vivir las justas al lado de su hija y discípula Luciana Alvarado Reid.

Mientras Luciana lucía muy concentrada durante su histórica presentación en la gimnasia (primera tica en competir en unos JJOO en esta disciplina), su mamá estaba a su lado tratando de equilibrar su emoción de madre con su profesionalismo.

“Por supuesto que hay momentos donde las emociones como alegría, enojos y felicidad de mamá que se desbordan por encima de la entrenadora, pero realmente, el día a día en el gimnasio ya lo vivimos muy natural”, explicó.

Y no es un detalle menor, pues para Reid es algo normal acudir al gimnasio, pues ella fue una reconocida seleccionada nacional, hoy es entrenadora nacional y además ha impulsado este deporte, no solo en Luciana, sino en sus otras dos hijas.

“Ellas empezaron desde el día uno y desde que nacieron han estado en el gimnasio. Ahí crecieron, entonces hay como un modo automático que, una vez que termina el entrenamiento, cambia el papel de cada una, tanto de mis hijas, como el mío. En el momento que entran a la casa tras un entrenamiento cambia el rol”, aseveró.

Reid indicó que se contuvo mucho en sus emociones cuando vio a Luciana competir junto a la uzbeka Oksana Chusovitina de 46 años, toda una referente del Olimpismo, quien se retiró en sus octavas justas, un modelo a seguir para la entrenadora, pues fueron contemporáneas.

“No solo estaba viendo a una de las grandes gimnastas de la historia, sino que lo hacía junto a mi hija, así que fueron muchos sentimientos encontrados. Me contuve mucho las lágrimas, definitivamente, y sentí mucho agradecimiento”, indica con alegría.

La entrenadora de gimnasia también hizo mucha mancuerna con Dixiana Mena, pues ambas son madres y entrenadoras e hicieron historia juntas en el país del sol naciente.

“Definitivamente tuvimos que acuerparnos entre nosotros, pues no había más público y no había de donde agarrarse a nivel emocional para tener ese empuje final. No podíamos asistir a los diferentes escenarios, pero sí definitivamente la convivencia a nivel de Villas fue fundamental”.

Finalmente, Reid también quiso mandar un mensaje a todas las madres en su día.

“No tengan miedo a reconocer si sus hijos son talentosos, que no se guarden una opinión positiva, por miedo a ser criticadas por el simple hecho de que son las madres. Cuando usted tiene conocimiento o puede demostrar que hay un niño o una niña que tiene talento para cualquier actividad, siempre deben apoyarlos y guiarlos en el proceso”, puntualizó.

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